POR: YAZ ARCIGA MARTÍNEZ
Con la inseguridad atestando el municipio, muchos son los que han decidido cercar calles y colonias para protegerse a sí mismos y a sus familias.
Con inversión de sus propios bolsillos, los ciudadanos de Salamanca se han dado a la tarea de cerrar fraccionamientos o calles que no vieron la luz siendo privados, sin embargo, la inseguridad en la que la ciudad se encuentra sumergida, no deja mayor opción y hoy es muy común observar colonias o calles cercadas, bardeadas y muchas incluso con personal de vigilancia en las entradas de las mismas.
Estas medidas son determinadas por los colonos con la finalidad de sentirse y estar más seguros, ya que para ingresar a estas zonas, los vigilantes que se encuentran en los accesos, solicitan a los visitantes, identificarse y señalar el domicilio al que se dirigen; además de tener más privacidad y un ambiente más tranquilo sobre todo para los niños pequeños.
Si bien estas acciones son dignas de aplaudir, lo cierto es que podrían evitarse si la situación en el municipio no se encontrara en total carencia de seguridad, siendo la violencia una constante, tal como la poca respuesta por parte del gobierno municipal ante esta problemática; y aunque llevar a la realidad estas obras representan un importante golpe a la economía de quienes buscan un poco de tranquilidad, lo cierto es que son muchos los que ven lo positivo de este escenario pues se da empleo a quienes resguardan estas áreas, ahora delimitadas, y en tiempo de pandemia, es algo por demás rescatable.
Los mexicanos, los guanajuatenses, los salmantinos, siempre se caracterizan por salir adelante ante las adversidades que se presentan y aunque como se dijo en previas líneas, puede significar una merma económica, lo cierto es que tiene mayor peso, significado y relevancia, ganar de a poco, la batalla contra la intranquilidad y tener un ápice de paz en nuestras calles, en nuestros hogares, en nuestra Salamanca.