En un recorrido por calles principales de Salamanca, pudimos ver con mucha tristeza árboles de más de diez años de existencia, talados casi desde sus raíces.
Árboles que desde hace muchos años sin incomodar a nadie, brindaban un pequeño espacio de sombra y una inmensa ayuda en la recuperación del oxígeno el cual a nuestra ciudad hace desde hace mucho tiempo mucha falta.
Y es que los argumentos son muchos en este sentido, que nos permite saber que a muchos de nosotros como ciudadanos nos hace mucha falta una cultura de concientización con el medio ambiente.
Sin mencionar que estamos en una temporada donde lamentablemente existe un gran número de accidentes debido a la pirotecnia que desafortunadamente desenlazan en la quema de pastizales y un daño ecológico.
Por eso es importante reconocer que hoy por hoy estamos acabando con el medio ambiente a pasos agigantados. Pretextos como que dichos árboles o arbustos estorban a la vista de la fachada de la casa y por eso deben ser cortados y convertidos en una banca rústica de jardín, o que resulta más fácil quemar la pata de sorgo o los baldíos con hierba crecida para así resulte más fácil y rápido limpiarlos, son prácticas que desafortunadamente se están volviendo muy comunes en nuestros días, y van terminando con el aire de calidad que pudiéramos respirar y con la poca esperanza de preservarlo.
Debido a todo lo anterior le recomendamos limpiar sus terrenos paulatinamente, de una forma manual, además de evitar el uso de cuetes y la realización de fogatas dentro y fuera de la ciudad, ya que es necesario recordar que una de las principales causas de los incendios forestales es justamente la realización de fogatas a campo abierto y el no sofocarlas de una manera correcta.
Hoy más que nunca debemos cuidar los recursos naturales que nos quedan, pues nos encontramos en un escenario muy poco alentador, y somos una sociedad en expectativa de seguir creciendo en número de habitantes, y los cuales en determinado momento demandarán el consumo de estos materiales. Por lo que debemos de implementar el uso de las buenas costumbres no sólo con nuestros semejantes, sino con la flora y fauna que nos rodea.