Salamanca ya alcanza temperaturas relativamente elevadas por lo que es común ver a quienes disfrutan de una bebida fría para combatir el calor, sin embargo, está práctica podría afectar tu salud considerablemente; sobre todo si padeces de dolores de cabeza, migrañas, tienes tendencia al estreñimiento o tu digestión es pesada.
Nuestro cuerpo tiene una temperatura alrededor de 37 °C y al beber algo frío, el organismo debe trabajar para compensar la diferencia de temperaturas.
Por supuesto que el verano nos hace desear una refrescante bebida fría, no obstante, al hacerlo, presentamos contracción en los casos sanguíneos por lo que el cuerpo calibra nuestra temperatura con la energía que debería ser usada para utilizar los nutrientes de nuestra alimentación y por tanto, se puede presentar una perdida de agua.
Si tomamos agua helada tras la comida, se aumenta la mucosidad, es decir, se vuelve más densa y se dificulta la respiración; y es porque se disminuye la función inmunológica, por eso es común escuchar que las personas se enferman en temporada de calor, comúnmente de resfriados o gripa.
Otro factor de consideración es que el agua fría vuelve pesada la digestión y cabe señalar que sucede lo opuesto al ingerir bebidas tibias o calientes con nuestros alimentos ya que estás permiten que los alimentos, incluidas las grasas, fluyan fácilmente a través del tracto digestivo.
Este favorecimiento a la digestión se debe a que se estimulan las enzimas que la hacen posible y los alimentos se desintegran más rápido; además de facilitar el movimiento de los intestinos, especialmente si se toma un vaso de agua tibia con limón en ayunas.
En cuanto a la sensibilidad dental, los líquidos fríos también producen dolor e irritación.
Si bien el agua fría no siempre es mala, toda vez que puede ayudar al cuerpo a no sobrecalentarse, sobre todo cuando se hace ejercicio o se practica un deporte; lo recomendable es hacerlo solo en periodos cortos.
Claudia es una estudiante salmantina que desde siempre había gustado de las bebidas muy frías, sobre todo en este clima, mas siempre había una constante, enfermedades respiratorias, “Era fan de tomar agua o refresco muy fríos, casi siempre con escarcha, y recuerdo muy bien que cuando empezó lo de la pandemia me asustaba enfermarme de gripe o tos, cosa que me pasaba muy seguido; así que acudiendo al médico me di cuenta que gran parte del problema era mi gusto por lo helado. He cambiado mis hábitos, suelo comer con té o al menos con agua al tiempo y definitivamente deje de enfermarme como antes, yo recomiendo que visiten a su médico y eviten tomar líquidos muy muy fríos; a mí me ha ayudado mucho”, señaló.