Además de estos cambios en el estado de ánimo, se presentan cambios extremos en la actividad y niveles de energía.

Puede afectar tanto a hombres como mujeres y se estima que a nivel mundial lo presentan entre un 0.2 a 1.6% de la población. Aunque las causas no se encuentran totalmente claras, entre los factores que pueden contribuir para su desarrollo se encuentran los genes o una anormalidad en el funcionamiento del cerebro.

El trastorno bipolar comienza generalmente en las últimas etapas de la adolescencia o al principio de la adultez (entre los 15 y 25 años).

Cuando se presenta el episodio de manía, los síntomas son: inquietud, irritación, sentirse muy feliz o animado, comportamientos imprudentes y falta de autocontrol, distracción, tener problemas para relajarse y ser más activo de lo común.

Mientras que cuando se sufre del episodio depresivo se presenta: tristeza, preocupación, problemas para concentrarse, distracción, cansancio o falta de energía, pensamientos de muerte o suicidio.

Las personas que presentan este trastorno tienen un riesgo mayor de suicidio y consumo de alcohol o drogas.

Es importante mencionar que resulta difícil diagnosticar este trastorno, no tiene cura y el tratamiento tiene como objetivo controlar los síntomas por lo que es necesaria la administración de medicamentos y psicoterapia.