En el año de 1877, el presidente de México, Porfirio Díaz, promulgó un decreto trascendental que marcó el inicio de una revolución en el transporte. Aunque el ramal Celaya-Salamanca-Irapuato comenzó oficialmente el 16 de septiembre de 1880, su impacto resonaría por décadas. Este ferrocarril no solo transformó la movilidad, sino que también catalizó un auge económico y urbano en Salamanca.
A día de hoy, el ferrocarril sigue siendo un ícono de eficiencia y sostenibilidad, superando al autotransporte en consumo de combustible y ofreciendo un método de traslado de mercancías a gran escala con un costo menor. Su contribución a la economía nacional es innegable, y su legado continúa fortaleciéndose.
La estación de Salamanca, conocida como Ingeniero Alberto Ernesto Barton Mazon, es un tesoro arquitectónico construido en 1907 y declarado patrimonio de la humanidad. Su diseño y relevancia histórica resaltan el papel crucial del ferrocarril en el desarrollo urbano de la ciudad.
Este emblemático medio de transporte, considerado patrimonio cultural de México, recorre la nación con un legado histórico, artístico y tecnológico único. El futuro también promete cambios emocionantes: la presidenta electa Claudia Sheinbaum ha anunciado un ambicioso proyecto de modernización que incluirá nuevas rutas de trenes de pasajeros como el Tren AIFA (del Aeropuerto Internacional Felipe-Ángeles a Pachuca), el Tren México-Querétaro-Guadalajara, y el Tren México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo.
«El ferrocarril es mucho más que una vía, un tren y una estación. La primera locomotora que llegó a lo que entonces era la Villa de Salamanca en septiembre de 1880 era conocida como ‘el juguetote’ por su tamaño imponente», recuerda Jaime Martínez, cronista de Salamanca.
Hoy, Salamanca sigue siendo un punto vital para el transporte de mercancías, y se vislumbra un futuro emocionante con el regreso de los trenes de pasajeros.
El Gobierno Federal ha anunciado que estos trenes atravesarán Guanajuato, conectando la CDMX con lugares como Cuautitlán, Tula de Allende, San Juan del Río, Santiago de Querétaro, Celaya, Salamanca, Irapuato, La Piedad, La Ribera, Ocotlán, Poncitlán y concluirán en Guadalajara.
El tren, es sin duda un monumental legado ferroviario que ha tejido la historia de Salamanca y de México.