
El combustóleo es un material altamente contaminante que representa una amenaza significativa para el suelo y los cuerpos de agua debido a su alto contenido de azufre y metales pesados. Su viscosidad dificulta su limpieza, prolongando sus efectos negativos en el medio ambiente. Además, este residuo del petróleo es inflamable en determinadas condiciones, lo que aumenta el riesgo de incendios en zonas industriales o de alta circulación vehicular. En infraestructura vial, su derrame reduce la adherencia del asfalto, volviéndolo resbaladizo y aumentando el peligro de accidentes, además de acelerar el deterioro de las carreteras.
El combustóleo es un residuo pesado del petróleo con alto contenido de azufre y metales pesados, lo que lo convierte en un material peligroso para el medio ambiente y la infraestructura.
Un claro ejemplo de estos riesgos ocurrió el pasado jueves 3 de abril en la carretera Salamanca-Juventino Rosas, entre la puerta 4 y la puerta 5 de Pemex, cuando un derrame de combustóleo generó una serie de afectaciones viales y ambientales. Personal de Vialidad y Protección Civil tuvo que intervenir para contener el material y evitar mayores peligros, aplicando arena para reducir el riesgo de derrapes.
De acuerdo con testigos, el incidente podría haberse originado debido al mal estado del cruce ferroviario en la zona, lo que habría provocado la apertura del tapón de la pipa que transportaba el material. Esto resalta la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad en el transporte de sustancias peligrosas y de atender la infraestructura que podría generar este tipo de accidentes.
La comunidad ha hecho un llamado a las autoridades para que se refuercen las medidas de control y mitigación de estos riesgos, pues la contaminación generada por el combustóleo y el peligro de incendios pueden tener consecuencias irreversibles si no se manejan con responsabilidad.