Uno de los puntos donde el abandono se observa de forma sobresaliente y constante en Salamanca, es la ribera del río Lerma y hoy, sobre todo entre Obregón y Andrés Delgado, en donde se vislumbra escombro, basura de todo tipo y maleza crecida e incluso una coladera abierta que desprende malos olores y pone en peligro a cualquiera que pase por ahí. Lo anterior, deja ver las muy malas condiciones en las que se encuentra este camino que, a pesar de los esfuerzos de muchos ciudadanos que se suman a su limpieza y atención persistente, no logran darse abasto.
El terreno es irregular, con piedras sueltas y hoyos que obligan a caminar con cuidado. La situación se agrava por las noches, ya que además de todo, no existe iluminación suficiente.
Los montones de desechos que la gente ha dejado atrás hacen difícil de creer que a unos metros corre uno de los cuerpos de agua más importantes del país: el Río Lerma.
El lugar parece haber sido olvidado por todos. Vecinos que viven cerca comentan que por las tardes es peligroso pasar; la maleza oculta demasiado, y una coladera abierta representa un riesgo constante para quienes aún intentan transitar por ahí, además que, tristemente, los asaltos en este punto son el pan de cada día.
El sonido del agua es opacado por el zumbido de los mosquitos y el crujir de botellas de plástico bajo los pies. A pesar de que este río alimenta buena parte de la vida en la región, su ribera luce como un espacio perdido, donde la indiferencia ha ganado terreno.


































