En Apaseo el Grande, Guanajuato, la saturación en escuelas de fraccionamientos como La Estancia y Fuentes de Balvanera ya no es un problema potencial, sino una realidad: estudiantes de primaria que no consiguen cupo local deben desplazarse a San Juan del Llanito, municipio vecino de Apaseo el Alto, para poder estudiar.
La falta de terrenos adecuados frena la construcción de nuevas instalaciones educativas, y las autoridades locales apenas están en pláticas iniciales con la Secretaría de Educación para llevar a cabo estudios de factibilidad y asegurar los requisitos legales necesarios.
Este freno estructural tiene consecuencias inmediatas: no solo los menores enfrentan una carga extra por la distancia, sino que las aulas existentes operan en ambos turnos, sin margen para albergar más alumnos. Las autoridades municipales, según el presidente José Luis Oliveros, han ofrecido terrenos, pero aún no se ha avanzado más allá de las propuestas, mientras el problema persiste.
En medio de esta urgencia, surge un dato alentador: apenas en julio pasado, en Apaseo el Grande se inauguró un patio escolar remodelado en la Escuela Primaria “José María Morelos”, acompañado de una entrega de kits de lectura y actividades comunitarias. Aunque ese tipo de esfuerzos dignifican el entorno educativo y acercan recursos culturales a los alumnos, no resuelven la raíz del problema: la falta de nuevos espacios para formar generaciones completas.
El desafío es claro: mientras se consolida la necesidad de edificaciones, Apaseo el Grande lucha por ampliar su infraestructura educativa sin los terrenos suficientes. Que una escuela pueda recibir donaciones y becas no contrarresta el hecho de que muchos niños tengan que salir a otros municipios para tener acceso a clases. El municipio necesita, ya, soluciones estructurales para que todos los estudiantes puedan aprender cerca de casa, sin desplazamientos ni segregación por zona.



































