El dolor de hígado o las molestias aparece como síntoma de determinadas enfermedades y trastornos que afectan a este órgano. Conocer dónde y cómo aparece es útil para saber si existe o no algún problema hepático.
El hígado es, probablemente, uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, probablemente por la gran cantidad de funciones que lleva a cabo cada día, lo que nos permite –por lo general- disfrutar de una buena salud si no sufrimos ningún tipo de enfermedad o trastorno, y si seguimos un estilo de vida lo más saludable posible.
Entre esas funciones básicas más importantes podemos mencionar el almacenamiento de las grasas y la producción de colesterol, secreción de bilis, síntesis de ácidos grasos y del glucógeno, producción de proteínas del plasma sanguíneo o el procesamiento de bebidas alcohólicas y algunos fármacos para su posterior eliminación a través de la orina. Es decir, es responsable de determinadas funciones imprescindibles de nuestro metabolismo.
Como de buen seguro sabrás, presenta un color marrón rojizo, una forma más o menos triangular, puede llegar a pesar medio kilo y destaca por ser el mayor órgano glandular. Lo encontramos situado en el lado derecho de la cavidad abdominal, concretamente justo debajo del diafragma, cerca del estómago.
¿Puede doler el hígado?
Cuando tenemos el hígado enfermo, ya sea por determinados trastornos que afectan de forma directa a este órgano o por el consumo abusivo de sustancias tóxicas para el mismo (como por ejemplo puede ser el caso del alcohol y los medicamentos) suele ser muy común sentir malestar en la zona del abdomen donde precisamente se encuentra ubicado el hígado.
A diferencia de lo que erróneamente se piensa, lo cierto es que el hígado sí puede doler, sobre todo si existen determinadas enfermedades o trastornos que lo están afectando. Por ejemplo, el hígado se puede encontrar inflamado y agrandado de tamaño, ya sea por un almacenamiento excesivo de grasa (condición médica conocida con el nombre de hígado graso) o por el seguimiento de determinados hábitos (como beber alcohol en exceso, el sobrepeso o el consumo diario de medicamentos).
Síntomas
Aunque no suele ser tan habitual hablar de molestias en el hígado, lo cierto es que no es adecuado ni prudente hacer caso omiso de todas aquellas molestias y señales relacionadas con este órgano, ya que en definitiva pueden ser un indicativo de la posible existencia de daño hepático (en realidad por una amplia diversidad de causas).
En muchos casos tiende a ser confundido con otro tipo de molestias en el abdomen, llevando a confusión. No obstante, cuando aparece se tiende a menudo a experimentar como un malestar sordo que se sitúa en la zona ubicada en el abdomen superior derecho, concretamente debajo de las costillas. Por lo general, esta molestia suele ser constante.
Debemos tener en cuenta que en algunas ocasiones puede estar acompañado de molestias abdominales o dolor de espalda. Por ello suele ser muy habitual que el dolor hepático se confunda con el dolor de riñones, con el dolor de espalda o con el abdominal, dado que el hígado se encuentra situado en esa zona. De ahí que debamos fijarnos siempre en su localización: el dolor en el hígado tiende a empezar en la parte derecha del abdomen o de la espalda, debajo de las costillas.
Otros síntomas relacionados
Cuando el hígado se encuentra enfermo, suele ser común que también se produzcan o aparezcan otros síntomas relacionados. Por ejemplo, la piel y los ojos se pueden tornar amarillentos, la orina puede ser oscura y las heces pálidas, pueden aparecer erupciones en la piel y picazón y también se sienten molestias parecidas a las de una gripe.
También es común que se produzca una pérdida de apetito y de peso, así como estar acompañado de fatiga.
¿Cuáles son las causas del dolor hepático?
Existen distintos motivos que pueden ocasionar su aparición. De hecho, los motivos son en realidad muy diversos. A continuación te resumimos las más habituales:
- Inflamación y agrandamiento del hígado: conocido médicamente con el nombre de hepatomegalia, consiste en el ensanchamiento del hígado más allá de su tamaño normal, de forma que sus bordes tienden a superar sus límites y causar dolencias. Puede estar causado a su vez por consumo de alcohol, presencia excesiva de grasa en el hígado, hepatitis, mononucleosis infecciosa, cirrosis, cáncer hepático, leucemia, sarcoidosis o síndrome de Reye.
- Hepatitis: ya sea la hepatitis A, B, C, D y E, consiste en una inflamación del hígado causada por una infección vírica. Esta infección puede remitir de forma espontánea o evolucionar hacia una fibrosis, cirrosis o un cáncer. Por ejemplo, en el caso de las hepatitis A y E son generalmente causados por la ingestión de alimentos o agua contaminados, mientras que las hepatitis B, C y D se producen por su transmisión con productos sanguíneos contaminados o transfusiones de sangre.
- Cirrosis: consiste en la cicatrización y el funcionamiento deficiente del hígado, caracterizándose por ser la última fase de la enfermedad hepática crónica.
- Cáncer: El cáncer de hígado tiende a ser una causa común, aunque habitualmente estas molestias se sienten cuando el cáncer está muy avanzado. Por este motivo, tiende a ser un tipo de cáncer de difícil diagnóstico en etapas tempranas. No obstante, pueden surgir otros síntomas como ictericia (color amarillento de la piel y mucosas), mareos y pérdida del apetito.
- Hemocromatosis: Se trata de una enfermedad genética que ocasiona la acumulación de sustancias tóxicas en determinados órganos del cuerpo. En el caso de la hemocromatosis origina la acumulación de hierro en el hígado.
- Consumo de alcohol: No hay mayor enemigo para nuestro hígado (y para la salud en general) que el consumo de alcohol, incluso aunque sea puntual en el tiempo. Es un tóxico demostrado para este órgano, pudiendo ocasionar la aparición de hepatitis alcohólica, causada por la ingestión en grandes cantidades de bebidas alcohólicas.
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¿Qué podemos hacer para aliviarlo?
Si aparece dolor en el hígado se debe investigar la causa que está originando estas molestias. Si la causa ha sido identificada, por tanto, el tratamiento dependerá de ella.
Por ejemplo, en caso de hepatitis alcohólica la clave está en eliminar por completo el consumo de alcohol, a la espera de que las células del hígado se comiencen a regenerar poco a poco. Si la causa es la hepatitis vírica, se debe seguir un tratamiento médico a base de medicamentos como Adefovir, Interferón o Lamivudina durante 6 a 11 meses.
Si la causa es debida a una hemocromatosis hereditaria, el tratamiento médico de elección es el de eliminar el exceso de hierro de la sangre, y evitar determinados alimentos con grandes cantidades de hierro, como las carnes rojas, las judías verdes y las espinacas.
- Un remedio natural eficaz a la hora de cuidar y proteger las células del hígado es la infusión de cardo mariano. Se ha demostrado que es una planta medicinal muy útil a la hora de proteger y regenerar las células hepáticas. Una forma de disfrutar de sus beneficios es elaborando una infusión poniendo una taza de agua a hervir y añadiendo una cucharada de cardo mariano. Cuando empiece a hervir apaga el fuego, tapa y deja en reposo durante 5 minutos. Finalmente cuela y bebe.
¿Cómo podemos prevenirlo?
Adoptando una serie de cuidados básicos es posible prevenir y evitar el dolor de hígado. Toma nota:
- Evita el consumo de alcohol, o tómalo con moderación. Como han manifestado ya muchos nutricionistas, como por ejemplo es el caso de Julio Basulto, no hay ninguna cantidad de alcohol adecuada para la salud, siendo perjudicial siempre. Por tanto, la clave está en reducirlo al máximo o evitarlo.
- Vacúnate. Existen vacunas útiles para la prevención de los virus más comunes de la hepatitis, como pueden ser la vacuna de la hepatitis A y B.
- Evita comportamientos de riesgo. La hepatitis C -y otras enfermedades de transmisión sexual- se contagian fácilmente. Por tanto, evita practicar relaciones sexuales sin protección, compartir jeringas y otros utensilios en contacto con la sangre.
- Cuidado con el consumo de medicamentos. Algunos pueden ser bastante tóxicos para el hígado. Por tanto, consúmelos con precaución y siempre bajo la supervisión de tu médico.
- FUENTE/THINKSTOCK/ NATURSAN.