¡La organización del pueblo es vital para la Cuarta Etapa de la transformación revolucionaria de México!
Por: Alberto Reyna García
El licenciado Andrés Manuel López Obrador, desde su campaña como candidato presidencial en 2006, acuñó una frase con la que culminaba sus discursos: ¡Sólo el pueblo puede salvar al pueblo!
Después de dos participaciones, 2006 y 2012, en las que fue víctima de fraudes electorales y de todo tipo de traiciones por parte de los partidos que lo postulaban, añadió otra frase: ¡Sólo el pueblo organizado puede salvar a la nación!
El proceso emancipador, que empezó a tomar fuerza a fines de la década de los años noventa, conjuntó dos esfuerzos que coincidían en objetivos comunes:
1. La lucha social de diversos colectivos: el Frente Nacional de Resistencia contra las Privatizaciones, el Frente Sindical, Campesino, Indígena, Social y Popular, el Frente Sindical Mexicano, la Promotora por la Unidad Nacional contra el Neoliberalismo, el Grupo Paz con Democracia y la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, que decidieron convocar al primer Diálogo Nacional hacia un Proyecto de Nación Alternativo al Neoliberalismo. Los subsecuentes diálogos nacionales fueron el fruto mayor de los esfuerzos desplegados por las fuerzas más conscientes para articular a los diversos grupos y organizaciones en lucha y armar una fuerza unitaria vigorosa, con un programa claro y avanzado, construido por consenso, y con la significativa presencia de sindicatos combativos, así como organizaciones campesinas, sociales y populares.
2. La lucha político-electoral de las fuerzas progresistas propició la construcción de la Convención Nacional Democrática, surgida en torno a López Obrador, que después de los fraudulentos resultados de la elección de julio de 2006, llamó a una concentración popular masiva que lo proclamó Presidente Legítimo de México, desconoció la validez de dicha elección y declaró que Calderón era un gobernante de facto, ilegítimo y espurio. A partir de entonces, el licenciado López Obrador fue asumiendo cada vez con mayor firmeza posiciones político-ideológicas progresistas.
Fue un largo y complicado proceso de acumulación de fuerzas políticas y sociales, con encuentros y desencuentros, que se conjuntaron para llevar al aplastante triunfo del 1º de julio de 2018, en el cual no sólo contaron las cuestiones objetivas: el grave empeoramiento de las condiciones económicas, políticas y sociales de vida del pueblo, sin perspectiva de mejoramiento; sino también las condiciones subjetivas: la elevación de la conciencia popular que se opuso a las políticas neoliberales que destruyeron la mayor parte del sector estatal de la economía, abandonaron el campo, redujeron los salarios, incrementaron el desempleo, la pobreza y la miseria del pueblo trabajador, impulsaron políticas tendientes a privatizar la educación y la salud, y recurrieron cada vez más a la represión.
Con el arribo a la Presidencia de la República, del licenciado López Obrador, se planteó el inicio de la Cuarta Transformación de la vida pública de México, como continuación de las otras tres grandes transformaciones revolucionarias: la Independencia, la Reforma y la Revolución de 1910.
Hace apenas unos meses que dio inicio la Cuarta Transformación y aun cuando existen objeciones ya se ven resultados en diversos campos de la actividad pública y se sientan las bases para la solución de problemas que por su complejidad requieren de más tiempo y de un ritmo de desarrollo más intenso.
Cualquier cambio profundo implica la aparición de nuevos fenó¬menos y la desaparición de otros. Por ejemplo, el nuevo gobierno enfrentó un problema gravísimo: la corrupción, de empresas y gobiernos, entendiéndola no solo como el saqueo o la malversación de fondos públicos, sino como un fenómeno de dimensiones infinitamente mayores, que pone por encima del interés nacional y popular a los intereses privados nacionales y extranjeros.
Lo anterior implica que el neoliberalismo en México llevó a una forma de capitalismo aún más brutal, acompañado de una escandalosa corrupción, que alcanzó a diversas organizaciones sindicales, campesinas, sociales y populares que aportaron una base social de apoyo a las políticas depredadoras del neoliberalismo.
Cuando el presidente López Obrador inicia su lucha sin cuartel contra la corrupción, y todo tipo de privilegios y abusos indebidos en todas la instancias públicas, se abre la puerta para acabar con la corrupción que priva en los dirigentes de organizaciones sociales como Antorcha Campesina, el SNTE, el sindicato de Pemex, el de los ferrocarrileros, y una larga lista de organizaciones sindicales, campesinas y urbano-populares.
A la vez que consideramos correcto que el gobierno nacional cuestione a todas aquellas organizaciones sociales y de la llamada “sociedad civil”, que sólo se utilizan para apuntalar las políticas neoliberales, planteamos que el ejecutivo federal debe considerar que existen, y seguirán existiendo, organizaciones sindicales, sociales, campesinas y urbano-populares que no son corruptas, que no son centaveras, que surgieron ante al despotismo de los gobiernos neoliberales, para la defensa de sus derechos laborales, gremiales y populares, y también para defender a sus comunidades ante a los abusos de empresas, nacionales y extranjeras, que se apropian del agua, del petróleo y de nuestros minerales.
Esas organizaciones contribuyeron a llevar a la Presidencia de la República al licenciado López Obrador, en la lucha diaria movilizan a cientos de miles de trabajadores de la ciudad y del campo, y son la expresión de lo que el propio presidente califica de pueblo organizado.
Por todo lo anterior consideramos:
Que, siendo la lucha de clases, económica, política y de ideas, por sí misma provoca frecuentes cambios en la socie¬dad, algunos de dimensión grande.
Que, para establecer la diferencia en este momento, hay que distinguir a las organizaciones sindicales, sociales y populares que han estado y estarán a favor de la Cuarta Transformación, que la defienden y la impulsan, de las que están y estarán en contra.
Que es por tanto necesario que el gobierno del presidente López Obrador impulse el diálogo con el conjunto de organizaciones ajenas a la corrupción y establezca con ellas una relación respetuosa, de intercambio de ideas, experiencias y de colaboración.
Que al compartir la idea de que ¡Sólo el pueblo organizado puede salvar a la Nación!, es necesario que el gobierno federal establezca el diálogo con el movimiento social democrático y popular, y acuerde nuevas reglas que, a la vez que no supediten las organizaciones sociales al gobierno, contribuyan a la solución de sus justas demandas.
El presidente de México es el unico politico que se ha DECLARADO ENEMIGO DEL NEOLIBERALISMO SALVAJE por lo tanto justifica con eso su estancia en Palacio Nacional. Los demás políticos son simples burócratas vividores en el mejor de los casos.