Pesadez en las piernas, picor, quemazón… Son molestias frecuentes, sobre todo al final de día, pero poniendo en práctica unos sencillos consejos, lograrás un gran alivio.
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Empieza y acaba el día con una ducha en las piernas
La hidroterapia, basada en el contraste de temperatura, favorece la elasticidad de las venas y proporciona sensación de alivio ante molestias como picor, ardor y dolor.
Dirige el chorro de agua primero hacia los pies y luego ve subiendo por las pantorrillas, las rodillas y los muslos. Alterna agua fría y caliente, pero acaba siempre con frío para activar la circulación.
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Camina de puntillas unos minutos
La presión que hace el músculo al contraerse facilita el retorno venoso. Primero, da pasitos suaves caminando descalza de puntillas: hacia delante y hacia atrás. Después, anda durante 2 minutos marcando el paso de forma exagerada y apoyando bien la punta del pie que quede atrás.
Para terminar, junta las piernas y sube y baja un talón apoyándote en los dedos. Luego, cambia de pie.
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Si sueles ir estreñida… ¡toma medidas!
Las personas que lo sufren, al apretar con fuerza para evacuar pueden cerrar el flujo de algunas venas y forzar a la sangre que vuelve al corazón a tomar otras «rutas». Eso genera hipertensión intraabdominal, lo que dificulta el retorno venoso de las piernas y favorece la aparición de varices.
Para evitarlo, pónselo fácil al tránsito intestinal: tomar fibra, hacer deporte, darte masajes…
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Usa medias de compresión, también en verano
Aprietan más en la zona del tobillo y disminuyen la tensión a medida que se acercan a la rodilla. Si sueles usarlas en invierno porque tienes alguna variz, no prescindas de ellas en verano (cuando más falta te hacen, ya que el calor provoca el aumento del calibre de las venas y por eso duelen).
Una solución ante la sensación de incomodidad es quitártelas en las horas más calurosas y optar por medias de compresión ligera, de tejidos más finos.
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Acuérdate de no cruzar las piernas
Esta postura comprime las venas, de modo que dificulta el flujo natural de la sangre. Aunque cuesta mucho «desaprender» este hábito, debes evitarlo.
Si trabajas sentada deja una nota a la vista que te recuerde descruzar las piernas.
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Masajea tus piernas con las dos manos
Los masajes manuales y la presoterapia son técnicas efectivas que se realizan en centros, pero también puedes aliviar los síntomas de las varices en casa: Date automasajes con ambas manos en una pierna, empezando por los dedos de los pies y subiendo suavemente hasta la ingle por los dos lados. Insiste en los muslos con movimientos circulares y repite con la otra pierna.
Para potenciar sus beneficios puedes usar aceites, cremas o geles específicos con efecto frío.
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Comprueba cuánto miden tus tacones
Que no sean muy altos. Este tipo de tacones hace que todo el peso del cuerpo recaiga en los tobillos, provocando hinchazón. Pero tampoco te convienen muy bajos.
Lo ideal es que midan 2 o 3 centímetros, para que se contraiga un poco el músculo al andar.
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Toma menos sal y más omega 3
Con la sal, recurre al truco de la cucharilla: lo que cabe en una de postre (5 gramos) es el máximo que debes tomar en todo el día (ten en cuenta que hay muchos productos que llevan sal añadida, no solo cuenta la que pongas con el salero. Exceder esa cantidad favorece la retención de líquidos, que provoca hinchazón de tobillos.
Por otra parte, consume pescado 2 veces por semana y unas nueces cada día. Esto te proporciona una dosis adecuada de ácidos grasos omega 3, que ayudan a mejorar la circulación.
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Muévete más
Hacer ejercicio físico activa la musculatura de las piernas y eso ayuda a tu sistema venoso. Descarta deportes en los que los pies impacten contra el suelo (como correr), ya que empeoran los problemas de circulación. Opta mejor por caminar, ir en bici, nadar…
Si ahora no haces nada de deporte es posible que al principio notes «pinchazos» en las piernas. Para evitarlo, incluye el deporte en tu vida de forma gradual.
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Evita el exceso de calor en las piernas
La depilación con cera caliente, las saunas o los baños a altas temperaturas dilatan las venas y empeoran el problema. También procura evitar el exceso de sol sobre ellas, ya que aunque en verano te guste lucir unas piernas bronceadas, exponerlas a los rayos solares tumbada inmóvil durante horas (especialmente a mediodía) provoca una vasodilatación intensa.
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Mantén tu piel bien hidratada
La sequedad acentúa la sensación de picor e incomodidad. Por eso es importante no descuidar su hidratación.
Si además enfrías tu crema hidratante en la nevera, al aplicártela notarás un efecto refrescante.
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Elige alimentos aliados de tus venas
La cebolla contiene una gran cantidad de flavonoides, por lo que si se consume regularmente ayuda a proteger las paredes de las venas.
Los frutos rojos, sobre todo los arándanos, pero también las fresas y las frambuesas, mejoran la circulación periférica. Además, protegen y fortalecen los vasos venosos.
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Perder un poco de peso te ayudará
Los kilos de más producen una presión añadida sobre las venas, dificultando el impulso de la sangre hacia arriba.
Controla la grasa saturada y el azúcar de tu dieta, procurando evitar al máximo la bollería, los embutidos, la pastelería, los platos precocinados…
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Un motivo más para no fumar ni beber
Los tóxicos del tabaco estropean las paredes de venas y arterias y favorecen las varices. El alcohol también reduce la elasticidad de las venas, así que no tomes más de una cerveza o copa de vino al día.
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Echa mano de la fitoterapia
Los extractos de determinadas plantas «tienen mecanismos bioquímicos que tonifican la pared venosa», explica el profesor Salvador Cañigueral, presidente de la Sociedad Española de Fitoterapia (SEFIT).
Sus efectos positivos se notan especialmente en los medicamentos comercializados a base de estos productos, ya que los aportan en dosis adecuadas. Estos tratamientos «no quitan las varices una vez instauradas, pero sí combaten los síntomas y frenan su progresión», advierte.
La sangre baja desde el corazón hacia las piernas y, obviamente, tiene que volver. Es ahí donde, si encuentra algún «bache», se encalla y produce ciertos problemas.
En el caso de que eso ocurra en las piernas se forman las varices: para muchos un tema estético pero en realidad se trata de una alteración de la salud que hay que revertir.
La sangre viaja hacia las piernas para oxigenarlas y llega a los pies, cuya planta es, como describe el Dr. Manuel Matas, jefe de Angiología y Cirugía vascular del Hospital Quirónsalud Barcelona, «un segundo corazón, una esponja llena de sangre venosa que se vacía cuando caminamos y facilita que vaya hacia arriba».
Sabervivir/Fuente