Consejos para mantener viva la llama.
La salud sexual es importante a cualquier edad. Y el deseo de intimidad nos acompaña siempre. A medida que envejeces, las relaciones sexuales pueden no ser como cuando tenías 20 años, pero no por ello serán menos placenteras. Descubre qué aspectos de la sexualidad probablemente cambien a medida que envejeces y cómo pueden adaptarse con tu pareja.
Para mantener una vida sexual satisfactoria, habla con tu pareja. Reserva tiempo para la sensualidad y la sexualidad en la pareja. En los momentos de intimidad con tu pareja, comparte tus pensamientos sobre hacer el amor. Ayuda a tu pareja a comprender qué deseas de él. Sé honesto sobre lo que sientes tanto física como emocionalmente.
Las mujeres pueden quedar embarazadas hasta el momento en que llegan a la menopausia —definida como 12 meses consecutivos sin período menstrual—. Si eres sexualmente activo, usa un método anticonceptivo de manera constante hasta llegar a la menopausia. Pídele recomendaciones al proveedor de atención médica si no estás segura de qué tipo de control anticonceptivo es adecuado para ti.
Las personas de todas las edades deberían saber cómo mantener relaciones sexuales seguras. Si mantienes relaciones sexuales con una pareja nueva o diferente, siempre debes usar condón. También habla con el médico sobre otros métodos para protegerte de las infecciones de transmisión sexual.
La testosterona tiene un papel importante en la experiencia sexual de un hombre. El nivel de testosterona varía ampliamente de un hombre a otro. Sin embargo, en general, los hombres mayores tienden a tener niveles más bajos que los más jóvenes. Los niveles de testosterona disminuyen progresivamente durante la adultez, aproximadamente un 1 por ciento por año después de los 30 años, en promedio.
A medida que un hombre envejece, puede demorar más en llegar a una erección, y es posible que las erecciones no sean tan firmes. Puede demorar más tiempo en excitarse completamente, y en alcanzar el orgasmo y la eyaculación. La disfunción eréctil también se hace más frecuente. Hay varios medicamentos disponibles que ayudan a los hombres a alcanzar o a mantener una erección adecuada para la actividad sexual.
A medida que las mujeres se acercan a la menopausia, los niveles de estrógeno disminuyen, lo que puede provocar sequedad vaginal y una excitación sexual más lenta. Los cambios emocionales pueden aumentar los sentimientos de estrés, lo que también puede modificar tu interés en el sexo.
Si bien muchas mujeres disfrutan más del sexo sin tener que preocuparse por quedar embarazadas, los cambios que se producen, de manera natural, en la forma y en el tamaño del cuerpo pueden provocar que otras se sientan menos deseables sexualmente.
Cualquier afección que afecte tu salud y bienestar general también puede afectar tu salud sexual. Las enfermedades que comprometen el aparato cardiovascular —como la presión arterial alta, la diabetes, los problemas hormonales, la depresión o la ansiedad— podrían causar dificultades para tener una vida sexual activa.
Los medicamentos que se usan para tratar estas afecciones también pueden inhibir tu respuesta sexual. Ciertos medicamentos para la presión arterial alta, por ejemplo, pueden afectar tu capacidad para excitarte. Otros medicamentos pueden hacer que sea más difícil tener un orgasmo.
Si crees que podrías estar experimentando efectos secundarios sexuales a causa de un medicamento, consúltalo con el médico. Es posible que se pueda utilizar un medicamento diferente que tenga menos efectos secundarios sexuales, o agregar otro medicamento que reduzca los efectos.
Cualquier procedimiento quirúrgico que afecte la pelvis y el sistema nervioso central puede tener una repercusión importante en la respuesta sexual. Sin embargo, el cuerpo es resiliente. Con tiempo suficiente para recuperarse y con cuidados afectuosos, la mayoría de las personas puede recuperar la respuesta sexual.
Cuando estás enfermo, tu vida sexual puede pasar temporalmente a un segundo plano respecto de otras necesidades. El dolor, las molestias, los medicamentos y la preocupación pueden eclipsar tu deseo sexual. Habla con tu pareja acerca de otras maneras de mantenerse cerca durante este momento.
Si tú eres el cuidador, las exigencias del cuidado de tu pareja pueden afectar tu deseo sexual. Busca la forma de dejar el rol del cuidador de tanto en tanto y, en su lugar, sé su compañero, para poder relajarte y sentirte más cerca de tu pareja. De esta manera, podrán disfrutar de un encuentro sexual mutuamente satisfactorio.
Es frecuente que las parejas de todas las edades tengan libidos diferentes. Las parejas pueden estancarse en un patrón en el que una persona inicia el contacto, mientras que la otra lo evita. Si, por lo general, eres quien evita el sexo, trata de involucrarte un poco más. Si, por lo general, eres quien inicia el sexo, intenta hablar con tu pareja sobre tus necesidades.
Si te preocupa herir los sentimientos de tu pareja, habla sobre tu experiencia con afirmaciones en primera persona, como «Pienso que mi cuerpo responde mejor cuando… ». A su vez, trata de comprender las necesidades y los deseos de tu pareja. Juntos pueden encontrar maneras de amoldarse a las necesidades de ambos.
Muchas parejas quieren saber cómo volver a los niveles de excitación y actividad sexuales que experimentaban cuando tenían entre 20 y 40 años. En su lugar, busca formas de optimizar la respuesta de tu cuerpo a las experiencias sexuales ahora. Pregúntense qué es satisfactorio y mutuamente aceptable.
Hay muchos libros disponibles sobre cómo mantener una vida sexual saludable a medida que envejeces. Además, a muchas parejas les resulta útil realizar una consulta con un experto. Tu médico puede brindarte sugerencias útiles o derivarte a un especialista.
Fuente:
Age page: Sexuality in later life. National Institute on Aging. https://www.nia.nih.gov/health/publication/sexuality-later-life. Accessed May 22, 2017.
ps://www.mayoclinic.org
Lee DM, et al. Sexual health and positive subjective well-being in partnered older men and women. The Journals of Gerontology. Series B, Psychological Sciences and Social Sciences. 2016;71:698.
Fotografía de la web