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MIGRANTE SALMANTINO FALLECE EN LOUISIANA, SU FAMILIA RECURRE AL APOYO SOCIAL PARA REPATRIAR SUS RESTOS.

PopLabMX/El cuerpo de José Franco Flores Chávez de 38 años de edad, migrante originario de Salamanca fallecido de un infarto en Louisiana, tendrá que esperar para regresar a su...

PopLabMX/El cuerpo de José Franco Flores Chávez de 38 años de edad, migrante originario de Salamanca fallecido de un infarto en Louisiana, tendrá que esperar para regresar a su natal Salamanca. Sin la menor ayuda de la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional de Guanajuato, un primo hermano hace los trámites para que liberen el cuerpo, mientras en Salamanca la madre de José, sus hermanas y sobrinos recurren al boteo para reunir el dinero necesario.

Elena, madre de José, no sabe cuánto costará, escucha a otras familias salmantinas que han pasado por el mismo dolor y que les han dicho que entre 100 y 150 mil pesos, que no tienen. No les quedó de otra que recurrir a la solidaridad de vecinos y desconocidos.

La señora Elena cumplirá 70 años en los próximos meses. Pero ahora ni siquiera piensa en ello, sentada en un sillón de la casa de dos pisos en obra negra, en la colonia Albino García, entrelaza sus dedos y a duras penas contiene el llanto. La información se ha extendido y la han buscado reporteros de diversos medios, pero ella no quiere que la vean derrumbarse: “me voy hacer fuerte ahorita que vengan”.

La promesa no se cumple, le hace falta José, el tercero de sus 8 hijos y las lágrimas brotan.

 

 

Una veladora alumbra los santos que se encuentran sobre la mesita de madera, las flores comienzan a ceder y Elena recuerda que José regresó de Luisiana hace un año y medio y se quedó tres meses.

No recibía muchas llamadas del hijo que ya tenía más de una década en los Estados Unidos, pero a principios de abril José le marcó por teléfono a su madre: “platicamos muy poquito, me saludó, unas cuantas palabras y me dijo que después me hablaba”, aprovechó para saludar a sus hermanas, con quienes había sido muy unido antes de partir.

Fue la última vez que Elena escuchó la voz de José, lo recuerda contento. En otra de esas llamadas le había dicho que trabajaba «tirando cemento» con un patrón, su madre no sabe qué era eso.

Una semana después de esa última llamada, llegó la noticia a través de una comadre que también tiene familia en los Estados Unidos. En una fiesta se enteró que José había fallecido «por un paro cardíaco», su cuerpo fue localizado a la orilla de una carretera en Luisiana. Las malas noticias vuelan, incluso entre fronteras. Elena supo el 15 de abril que había perdido a su muchacho tres días antes.

 

 

No saben más detalles y nadie les ha podido informar, ni vecinos, amigos, mucho menos las autoridades, que tanto presumen su apoyo a los migrantes. Desconocen si estaba trabajando y por qué fue encontrado el cuerpo a la orilla de una carretera. José vivía con sus compañeros de trabajo en Luisiana.

Son las redes familiares, como siempre, las que terminan ayudando en las desgracias. La familia le pidió a un primo hermano que vive en los Estados Unidos ayudar con el reclamo del cuerpo. Es impensable que Elena pueda viajar por su estado de salud, por la falta de dinero y por las restricciones de la pandemia, lo que pudo hacer fue firmar una carta poder enviada el viernes 16, un día después de conocer la terrible noticia.

En los ocho días que han pasado desde la muerte de José nadie les ha oficializado el hecho, nadie ha llegado hasta la casa. Fue la necesidad de reunir el dinero y la salida a buscarlo mediante el boteo, lo que ha llevado a algunos reporteros hasta la casa. Pero de las autoridades, ni una palabra.

 

 

Y si no hay información, lo que prosperan son los rumores, el boca en boca. Alguien les ha dicho que una familia de la comunidad de Cerro Gordo se gastó casi 150 mil pesos para poder traer los restos de una persona. No quedó de otra que salir a las calles a pedir un apoyo a la gente.

Rocío, una de las hermanas de José, tiene la idea de buscar apoyo del gobierno, pero mientras le responden no queda de otra que botear. José no tenía esposa ni hijos, sus hermanos sacan los gastos pero una cantidad así los rebasa. Ninguno de ellos quiere que José repose lejos de su familia.

La familia está recibiendo donaciones, se les puede contactar en el teléfono 464-1173685

 

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