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BIÓSFERA/ EL MEDIO AMBIENTE

Por: Alfonso Díaz Rey* Reedición 1 “Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a...

Por: Alfonso Díaz Rey*

Reedición 1

Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.

(1ª Carta del apóstol Pablo a Timoteo 6:9-10).

La preocupación por el estado del medioambiente, salvo por miopía intelectual o por defensa de intereses del todo cuestionables, es un tema que a mucha gente inquieta y a no pocos ocupa.

Con base en que el medioambiente está conformado por todos los factores que están en nuestro entorno, sean estos físicos, biológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, objetivos, subjetivos; en resumen, todo lo que está en nuestro entorno, y se extiende a todo el planeta.

Pues bien, ese entorno, y ahora a escala planetaria, está amenazado por los efectos resultantes de los impactos de las acciones de la actividad humana, amenaza que comenzó a crecer de manera incontrolada a partir de la Revolución Industrial de la segunda mitad del siglo XVIII y que un siglo después, con la aparición de los monopolios, la gran industria, el irracional empleode los recursos de la naturaleza y los avances de la ciencia y la tecnología, se convirt en un serio peligro que perdura hasta el presente y es uno de los componentes de la actual crisis estructural, que han dado en llamar civilizatoria.

Esa crisis es producto del sistema económico, político y social dominante, en el que se privilegia el tener sobre el ser, sistema en el que los intereses de una minúscula parte de la sociedad, que detenta el poder económico y político, prevalecen sobre los del resto, que constituye la inmensa mayoría de la humanidad. Y el sistema mismo crea y reproduce las condiciones para que exista un desmedido afán en búsqueda de ganancias a costa de lo que sea, para concentrar capital y poder.

Ese sistema, al convertirse en hegemónico a nivel mundial, hace aproximadamente un siglo y medio, a la par de acentuar su poderío agudiza el deterioro y la destrucción del medioambiente, con consecuencias que entrañan un grave peligro para gran parte de la vida que existe en la Tierra.

La industrialización, un fenómeno anterior al surgimiento del socialismo y sus contradicciones con el sistema capitalista, no se atendió adecuadamente e incluso se soslayó en aras de un supuesto desarrollo, se asoció a formas de vida caracterizadas por la dilapidación de recursos, lo que acumuló una serie de impactos adversos al medioambiente, y de modo específico a la naturaleza, cuyos efectos se convirtieron desde hace  mucho tiempo en un peligro para la especie humana y, en términos generales, para otras formas de vida.

Esa avidez enfermiza por obtener ganancias de todo, sin importar las consecuencias, es la raíz de los problemas que padece nuestro país y, en un sentido más amplio, la humanidad y el planeta. La pequeña gran diferencia es que la humanidad necesita del planeta y este continuará existiendo aun sin aquella; por tanto, la lucha por la supervivencia de la humanidad implica necesariamente una lucha por la defensa de nuestro planeta.

No obstante las luchas ambientales se libran prácticamente en todo el mundo, la devastación y el deterioro del medioambiente continúan y quienes detentan el poder se fortalecen, crean nuevos mecanismos y reproducen las condiciones para mantener su condición de grupos dominantes.

Además de la contaminación del aire, agua, suelo, subsuelo y los efectos sobre la salud de los seres vivos, uno de esos efectos, el aumento de la temperatura de la atmósfera y los océanos, resultado de la emisión de «gases de efecto invernadero», tiene como consecuencias: alteraciones al clima, elevación del nivel del mar, acidificación de los océanos, incremento de eventos meteorológicos extremos, entre otros, que actualmente representan el mayor peligro para la humanidad y la vida, sin distingos de ideologías ni grado de desarrollo. Ese peligro es el «cambio climático».

Tan marcados y graves son esos efectos que ya existe una denominación para esta época: antropoceno, que algunos catalogan como una nueva era, caracterizada por los enormes impactos adversos que sobre el planeta causa la acción humana.

Sin embargo, aun cuando es imposible, además de una necedad, negar la causa de esos efectos, también lo es atribuirle a todos los seres humanos el mismo grado de responsabilidad por ellos. Asignar la misma responsabilidad a todos impide arribar a soluciones reales para los graves problemas presentes y futuros que amenazan la vida de muchas especies, la nuestra entre ellas.

La aceptación acrítica del término antropoceno para la época actual oculta la causa raíz de los graves problemas que padece la humanidad y de la amenaza que representan para la vida en todas sus formas: el capitalismo.

Mientras las leyes de ese sistema rijan el desarrollo de la sociedad y, en un sentido más amplio, de la humanidad, los problemas de ésta y del mundo continuarán creciendo en número y gravedad; al mismo tiempo las perspectivas de solución se alejarán y el deterioro de las condiciones de vida, incluida la de la gran mayoría de seres humanos, será una constante.

En un mundo en el que se privilegian los intereses económicos por sobre la vida misma será prácticamente imposible encontrar solución a los problemas y peligros asociados al deterioro del medioambiente, especialmente al cambio climático, debido principalmente a que quienes impulsan las principales propuestas son los representantes de los países que albergan a las más poderosas corporaciones industriales y financieras (al capital hegemónico a nivel mundial), cuyos intereses están por encima de los de la humanidad. Cuando advierten alguna oposición a sus proyectos, simplemente se retiran o incumplen los acuerdos.

La lucha por la defensa del medioambiente y de nuestro planeta,con estrechos vínculos con los esfuerzos por la preservación de la paz y la erradicación de la pobreza, adquiere en estos momentos la máxima importancia. La paz y la eliminación de la pobreza no se conseguirán en medio de la destrucción de nuestro hábitat y de nuestra especie junto con muchas otras que son afectadas.

La solución está en las manos de los pueblos y su unidad en torno a una lucha por la supervivencia, lucha que empieza por tomar conciencia de la necesidad de cambios drásticos en aspectos económicos, políticos y sociales en nuestros países, asociados con la recuperación de valores de una cultura de respeto hacia la naturaleza y hacia nosotros mismos; en esos aspectos tenemos mucho que aprender de nuestros pueblos originarios.

Si no somos capaces de lograr esos cambios, podríamos arribar a un momento en el que no habrá retorno alguno a condiciones anteriores y tendríamos que pagar las consecuencias de esa incapacidad.

El brevísimo plazo que como humanidad tenemos para evitar una extinción masiva de la mayor parte de la vida en el planeta nos plantea definir con claridad un objetivo estratégico, algo en lo que todos estemos de acuerdo y promueva la organización y la unidad de todas las luchas. Ese objetivo es: la vida. No será una lucha por la defensa de alguna forma de vivir, sino por la vida misma.

Salamanca, Gto. 14 de julio del 2023.

*Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía.

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