Un empleado que labora en jornada completa, está expuesto a la monotonía, aburrimiento, estrés o bochornos que cada día se acumulan hasta llegar a causar una especie de “fobia” a la oficina y al trabajo en sí. Lo que se refleja en improductividad y desánimo hacia la vida laboral.
Existen maneras muy sencillas de hacer unas “pausas activas” que renovarán los ánimos y la energía para continuar con las labores; además de fortalecer la creatividad:
Cubo de Rubik: creado en 1974, este artefacto se llama así por el apellido de su creador, el húngaro Erno Rubik. Es un rompecabezas mecánico tridimensional, que en su época se conocía como “cubo mágico”, tiene un misterio que cautiva porque invita a resolverlo. Dedicarle un rato a pensar en cómo acomodar los cuadros del mismo color en cada lado, ayudará a desconectarse de la rutina y divertirse.
Estiramientos: estirar los músculos cobra una mayor importancia cuando la postura es rígida por más de tres horas. Y es que tras una jornada laboral que diario se cobra ocho horas, una serie de estiramientos ayudará a que la sangre fluya y se oxigene el cerebro. Sólo cinco minutos constantes y la actitud junto al ánimo, cambiarán para bien.
Charla de cinco minutos: nadie es un robot como para no dejar de trabajar por unos minutos y entablar una conversación con el compañero que se sienta junto a uno en la oficina. Este tiempo ayudará a mejorar los vínculos con el equipo de trabajo y traerá una pausa en los pendientes. Hablar del clima, de música, de la fiesta del viernes… Temas, muchos; lo importante es disfrutarlos para luego regresar a los asuntos laborales.
Ir por una bebida: siempre habrá una tiendita o tienda de autoservicio cerca de la oficina para regalarse diez minutos e ir por algo de tomar, ya sea un café, un batido, un jugo o chocolate, esta actividad alejará el estrés del encierro del lugar de trabajo. Porque no hay nada mejor que cambiar los aires y disfrutar algo fresco o caliente para retomar la agenda.
Cinco minutos en la terraza: sólo ese tiempo es recomendado para pausar lo que se está haciendo y disfrutar de una puesta de sol o de la vista desde la terraza o balcón. Por más productivo que se sea, se deberá hacer ésta o alguna de las anteriores opciones para desestresarse del trabajo y regresar al escritorio renovado, y abierto a culminar de la mejor manera la jornada laboral.