Aunque es común que en las plazas cívicas y jardines principales de los pueblos o ciudades encontremos palomas, la realidad es que el contacto con estos animales puede generar diversas enfermedades, aquí te dejamos información que te puede ser de utilidad si eres de los que todavía llevas a los pequeños para que les den de comer y jueguen con ellas.
Son portadoras de la bacteria Chamydia Psittaci que es la responsable de la psitacosis, una enfermedad que transmiten al hombre por vía respiratoria, secreciones nasales, excrementos o tejidos y plumas, según una publicación del Instituto de Alimentos y Ciencias Agrícolas de la Universidad de Florida y que provoca cuadros similares a la neumonía y a la gripe e incluso dolencias digestivas ya que esta bacteria penetra en el organismo a través de las vías respiratorias y se propaga por el torrente sanguíneo para invadir el pulmón, el bazo e hígado.
A través del excrementos de las palomas pueden ser una vía de infección de la salmonela, una infección bacteriana que puede llegar a través de alimentos contaminados e incluso por la ropa tendida, explica Manuel Pizarro, profesor de anatomía patológica en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en aves. El cuadro que provoca en el humano es de fiebre, diarrea, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
La Alveolitis es una reacción alérgica, una hipersensibilidad a las plumas y al polvo fecal de las palomas y se produce por una exposición continua de un individuo a estas aves. Provoca la inflamación de los alveolos de los pulmones y los síntomas son tos, dificultad para respirar, fiebre y escalofríos. Se puede confundir con un resfriado.
El Crytococcus Neoformans es un hongo que se localiza en el excremento de las palomas. En realidad el reservorio (donde se aloja el hongo) es el suelo con el excremento y no el animal. Según el estudio de la Universidad de Florida, la transmisión se produce por inhalación de levaduras parecidas a los hongos, aunque puede ocurrir ocasionalmente por ingestión. La criptococosis en humanos se manifiesta como meningitis o meningoencefalitis y es usualmente precedida por una infección pulmonar con tos, estornudos con sangre, fiebre y malestar.
Pero la clásica de los ignorantes que van al jardín principal y se divierten con las inocentes palomas y su molesto vuelo en grupo: «¡pos’ de algo nos vamos a morir!».