Por: Iván Juárez Popoca
van MENSAJES SATÁNICOS, me dice un preocupado amigo, se han hecho llegar al subconsciente de las personas por medio de grabaciones ocultas. Sin embargo, e independientemente de que ésto sea posible técnicamente y que haya gente que lo han hecho, yo me pregunto:
¿No son más satánicos la mayoría de los curas y los pastores falsos que manipulan a la gente para sacarle el dinero y acrecentar su poder?
¿No es diabólico un sistema social donde unos cuantos acaparan el capital a costa de la explotación y la miseria de las mayorías?
¿No son satánicos y efectivos los mensajes que el pueblo recibe a través de la televisión burguesa y otros medios? ¿No basta el fut-bol y la música insulsa (como la de Maluma y otros cuates) para controlar a las masas?
¿No son satánicos los que en nombre de la cristiandad matan niños, mujeres, ancianos y jóvenes para apoderarse de territorios en el medio oriente y en el mundo entero?
¿No es una actitud diabólica la de los hombres que gastan un dineral en lujos y desarrollo militar mientras millones de personas se encuentran en la hambruna?
En realidad eso de la manipulación que se busca por medio de una canción, que al revés tiene otro significado y que puede afectar a las personas, me parece una de las tantas tonterías que se esgrimen con fines comerciales, para hacerle publicidad a algún artista, para denigrarlo (como hicieron con Gloria Trevi) o, simplemente, producto de la imaginación y el ocio.
El origen del mal está en el materialismo, en la adoración que le prodigamos al dios Mamón (como se le llama en la biblia) y en el egoísmo que es característica de nosotros, los seres humanos. Vivimos separados de la divinidad, hemos sido expulsados del paraíso y por ello se han inventado las religiones, que buscan que el individuo de “religue” con su creador, aunque la mayoría de los religiosos somos falsos y convenencieros.
¿Serán muy impactantes los mensajes subliminales que un músico locuaz pueda infiltrar? ¿Para qué? La actitud satánica que viene de «di-abolos» (la separación del cuerpo y del espíritu,) permea este mundo y solamente el amor está en su contra. Es una lucha, aparentemente perdida, pero no hay que perder la Fe y mientras haya un niño, habrá esperanza.