Científicos del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), probaron la efectividad de la quitosana en combinación con otros compuestos como el mineral hidroxiapatita, para corregir daños en la columna lumbar.
El jefe del Departamento de Neurociencias del CUCS, Rodrigo Ramos Zúñiga,resaltó que dicho compuesto, empleado como un implante, funge como andamio para mejorar la estabilidad biomecánica de la columna.
Por su parte, Martín Rodríguez Vázquez, estudiante del doctorado en Ciencias Biomédicas del plantel, explicó que el material sintetizado tiene varias ventajas.
La quitosana es un biopolimero natural y es el segundo más abundante en la naturaleza; se encuentra en todos los crustáceos
Una de ellas es que la quitosana empieza a ser degradada por las células del cuerpo a partir de los 30 días; además, los minerales empezarán a liberar compuestos como el calcio y el fósforo que inducirán la formación del hueso a los 60 días.
En el estudio se analizaron tres grupos de ratas: a las primeras no se les agregó nada para determinar su evolución natural, a las segundas se les colocó parte de su tejido, y a las terceras se les puso el implante diseñado como una cubierta protectora.
En los animales en los que se implantó la quitosana combinada con el mineral hidroxiapatita, se comprobó que no causa reacción inflamatoria, tampoco fibrosis (cicatriz interna) por lo que no invade los nervios y no afecta las funciones motrices, además forma hueso nuevo.
Los resultados muestran que el proceso de consolidación de hueso es más rápido y eficiente con la quitosana combinada con la hidroxiapatita, de acuerdo con un comunicado de la institución.
Ahora, los investigadores de la UdeG trabajarán en un protocolo clínico para aplicar el implante de la quitosana con el mineral tanto en cráneo como en columna de seres humanos, a fin de que pueda emplearse en los hospitales.
El trabajo de investigación incluyó el diseño del biopolímero, que en este caso es la quitosana y su compatibilidad.
Luego de su diseño, detalló Ramos Zúñiga, lo analizaron “desde el punto de vista químico, físico, estructural, pruebas de resistencia, diferentes modalidades de presentación: geles, sales, láminas, hojuelas, micro esferas».
Posteriormente, evaluaron la siguiente etapa que era la biocompatibilidad y encontraron que se trata de un producto que es plenamente compatible con los tejidos biológicos.
Con información del Excelsior