Olor a pólvora, restos de pirotecnia, montones de bolsas negras, son sólo algunos de los restos que quedan de la Navidad.
Es común cada año encontrar cúmulos de desechos en cada esquina, luego de las celebraciones de Noche Buena y Navidad, pues las familias salmantinas, celebran a lo grande para pasar un ameno rato con sus seres queridos.
Sin embargo, no sólo la basura doméstica desechada en bolsas perjudican la imagen y sanidad de las calles, sino también, el arraigado olor a pólvora de los fuegos artificiales y quemas de esquilmos.
Con las bajas temperaturas, es común que la contaminación tienda a asentarse por más tiempo, ya que la densidad de la luz solar es más débil, ocasionando que las partículas contaminantes permanezcan más tiempo en la atmósfera, por ello, es común que luego de los festejos, por unos cuantos días, aún sean perceptibles los olores provocados por el humo.
Aunado a esto, los grandes montones de residuos, contribuyen a la percepción de malos olores dada la descomposición de los elementos, en su mayoría comestibles.