Cuando escuchamos que alguien se peleó con su pareja y tiene el “corazón roto”, debemos tomarlo de manera literal. Tener el corazón roto no es una figura poética, sino un problema que afecta a ese órgano en la vida real, y que suele confundirse con un infarto.
Álvaro Contreras Villaseñor, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que, si bien esa expresión es muy conocida, como problema médico fue descrito apenas en los años 90, en Japón, y afecta a unas tres mil o cinco mil personas en el mundo.
El síndrome de corazón roto es el nombre que se le da a la miocardiopatía por estrés, y ocurre por tensión intensa e inesperada derivada, por ejemplo, de la pérdida de un familiar o una pena de amor.
El músculo del ventrículo izquierdo de ese órgano se inflama de forma similar a un pequeño globo, sin que haya daño orgánico evidente como una arteria tapada o afectación muscular; entonces adquiere la forma de una jarra japonesa conocida como takotsubo, utilizada para atrapar pulpos, por lo que también recibe el nombre de miocardiopatía de takotsubo.
“Los pacientes presentan dolor de pecho, falta de aire, desmayos, palpitaciones y arritmias, la misma sintomatología de quien está sufriendo un infarto”, explicó.
Esta enfermedad impacta principalmente a las mujeres, especialmente de edad avanzada, pero no excluye a las jóvenes o a los hombres, aclaró Contreras Villaseñor.
De los registros del síndrome de corazón roto en el mundo se estima que aproximadamente el 30% de los pacientes tenía antecedentes de estrés (varios de ellos con problemas psiquiátricos, bipolaridad o esquizofrenia); otro 30% pasó por terapia intensiva debido a sepsis o quemaduras, entre otras afecciones, y del restante 40% se desconocen las causas.
La buena noticia es que un corazón roto puede evolucionar rápidamente y de forma favorable para el paciente, aunque en algunos casos se puede presentar una falla ventricular que requiere de un seguimiento hospitalario de hasta cuatro semanas.
Es una enfermedad que está infradiagnosticada (diagnosticada de forma incorrecta) en México, por lo que el médico debe saber que existe y que requiere de cierto entrenamiento y recursos tecnológicos para su detección.
“Muchas veces menospreciamos la salud emocional y mental; por ejemplo, a personas con depresión se les dice ‘ponte contento’ y creemos que con eso se solucionará; es como decirle a alguien ‘no te infartes’”, concluyó el cardiólogo.