Por San Agustín
“¿Dicen que no se sienten las despedidas?”.
En estos tiempos en los que está por finiquitarse el proceso electoral, es simple y sencillamente imposible no recordar ese fragmento de canción que dice: “EL QUE SE QUEDA SE QUEDA LLORANDO; Y EL QUE SE VA, SE VA SUSPIRANDO”. Y créanme que esto le va muy bien a Salamanca. Y es que los que se van, más que irse suspirando, se van temerosos y frustrados. Y los que llegan más que mostrarse valientes y atrevidos, se toman su tiempo porque saben que recibirán un municipio para ponerse a llorar. Como cuando te recomiendan llevar: “CEBOLLAS EN TU AUTO PORQUE SON BUENAS PA’ LA CIRCULACIÓN”.
¿Que habrá pasado con la transición en el municipio?, ¿Cuándo iniciarán con los trabajos?, solo sabemos que veremos puras caras nuevas en el nuevo Ayuntamiento Morenista. Pero de cómo se espera se recibirán los estados financieros, de comportamiento de la cuenta pública y de las revisiones de la contraloría municipal, nada se ha comentado. Y de la deuda pública y pasivos a cargo del municipio, mejor ni hablamos. Peor que: “LLEVAR UN CAJÓN AL GYM PA’ QUE SE CONVIERTA EN CAJA FUERTE”
Una atención especial merecería también, saber el estado que guarda la obra pública ya ejecutada y la que se encuentra en proceso, clarificando todas las etapas desde su planeación y hasta su ejecución. Pero con la que los salmantinos estaríamos tronándonos los dedos, sin duda sería conocer el estado que guarda el gasto público de los recursos de orden federal y estatal y sus respectivos informes y comprobantes ante las instancias correspondientes. “NO COMPRAMOS CUBITOS DE HIELO PA’ ENFRIAR EL CONGELADOR”.
Y tocante tema, parece más bien que a las autoridades salientes les está dando frío y que pareciera que en los ámbitos estatal y municipal lo único que esperan con ansias locas es que la fecha de su retirada se dé a la brevedad. Y lo dicen ciudadanos y empresarios que más que desairados se sienten decepcionados, desatendidos. Y si se trata de asuntos que están relacionados con la inseguridad ni se diga. “PEOR QUE PREGUNTARLE AL BARMAN POR ROBIN”.
Lo que no deja de causar molestia entre la sociedad, es que ambas administraciones terminan y que existen programas que se quedan en blanco, los cuales ni siquiera cuentan con algún mecanismo que los evalúe. Como tampoco hay herramientas precisas para tantear la famosa transparencia y rendición de cuentas, porque al final ni los propios servidores públicos son calificados en su desempeño personal. Así termina otra historia de: “LAS IDEAS MÁS BRILLANTES ESCRITAS EN UN LIBRO EN BLANCO”.
#ElPanYaSeFue
Así las cosas.