Puede ser signo de alguna enfermedad grave.
Cerca de 80% de los mexicanos lo ha padecido en algún momento.
Es tarde, acabas de cenar. Antes de lavarte la boca te recuestas en la cama. Pones esa serie de zombies que te recomendaron, unos capítulos después piensas: “los dientes pueden esperar”. Apagas la luz, te duermes y a la mañana siguiente, al despertar, percibes un muy mal olor en tu aliento. ¿Te suena familiar?
El mal aliento, o halitosis, es un padecimiento común entre la población, muy presente en la historia de la humanidad, con referencias a esta afección que datan del 1550 a. C. También es mencionado por muchas de las culturas antiguas, como la griega, la romana, la hindú, islámica y judía.
El mal aliento tiene múltiples causas. Puede ser ocasionado por una mala higiene bucal, por consumir alimentos y bebidas odoríferos como ajo, cebolla, café y bebidas alcohólicas; o ser un signo de caries y otras enfermedades de la boca y los dientes, de la garganta, la faringe o la nariz; así como afecciones estomacales, intestinales e incluso cánceres.
La halitosis puede tener consecuencias para la autoestima de las personas, producir inseguridad, miedo a enfrentarse al público, pensamientos obsesivos y aislamiento.
Especialistas estiman que, en algún momento de su vida, alrededor del 80% de los mexicanos ha tenido algún episodio de mal aliento.
Para prevenirlo, se recomienda beber agua en abundancia para elevar la producción de saliva, ya que tiene un efecto positivo sobre la flora bacteriana de la boca y ayuda a disminuir el mal aliento. Cepillarse la lengua y los dientes al menos tres veces al día o después de cada comida principal, así como antes de dormir, utilizar enjuague bucal e hilo dental y evitar el consumo de alimentos y bebidas odoríferas, como ajo, cebolla, tabaco, café y bebidas alcohólicas.
Si a pesar de la higiene bucal el mal aliento continúa, es muy importante no dejarlo pasar y acudir a un profesional de la salud para recibir un adecuado diagnóstico y tratamiento.