Por: Manuel De la Torre Rivera
El capitalismo como sistema dominante en nuestro planeta ha demostrado ampliamente su carácter depredador de la naturaleza y explotador del hombre trabajador, ambos los ha llevado al extremo de poner en grave riesgo la ecología del planeta y haber generado una masa de miles de millones de pobres frente al enriquecimiento de un puñado de multimillonarios insensibles a los graves problemas ambientales generados, el dolor humano y aún el riesgo de afectación a la vida del planeta.
En su afán de seguir acumulando riqueza, la clase privilegiada ha mostrado gran creatividad y maldad para seguirle dando vida artificial a un sistema que cada vez cae en más frecuentes crisis y estas son más profundas, al grado que nos han acercado peligrosamente al agotamiento de los recursos naturales, incluido el ser humano como es el caso del sistema moderno de subcontratación de personal, outsourcing, que muchas veces significa mayor explotación del trabajo humano y que en nuestro país está en proceso de reforma.
Tenemos que distinguir al menos dos clases de subcontratación: la legal o permitida, y la ilegal que genera simulación laboral, facturación falsa entre compañías quepromueve una enorme evasión fiscal. El primer caso, se permite cuando la actividad dominante de una compañía requiere de una especialización técnica o científica y siempre y cuando sea por tiempo y obra determinada. En el segundo caso, la ilegal, queda prohibida en la ley cuando la subcontratación se efectúa paraproveer de trabajadores al contratante para realizar las actividades preponderantes o esenciales. Lo mismo sucede cuando las personas contratadas son transferidas artificialmente a otro patrón,mediante la sustitución patronal directa, lo que es evidentemente,una simulación. En este último caso se ven afectados las prestaciones del trabajador y el proceso fiscal.
Este último modelo de subcontratación, fue promulgado el 30 de noviembre de 2012, por Felipe Calderón, como un regalo de su gobierno a favor de las cámaras de industria y empresariales. En 2014 existían más de 3 millones de personas que eran contratadas por una empresa distinta a aquella en la que realmente trabajaban. Esta cifra se triplicó en cinco años y de acuerdo con el censo económico más reciente, en 2020 las cifras ya alcanzaban 11 millones de trabajadoras y trabajadores bajo el esquema de subcontratación. Es decir, casi la mitad de los 23 millones de trabajadores asalariados formales de la población económicamente activa.
El periódico La Jornada del jueves 11 de febrero de 2021 en la página 17 menciona:
“La iniciativa del gobierno de México para limitar la subcontratación o tercerización tiene lógica, porque no sólo en el país, sino en toda la región, esos esquemas han abierto la puerta a la precarización laboral, sostuvo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
“En conferencia de prensa reconoció que puede haber empresas que saben llevar los derechos de sus trabajadores con altura, pero en el caso de México la tercerización había llegado a un punto en que prácticamente toda la plantilla laboral podía funcionar con este esquema, no había equilibrio.
“Actualmente, México discute en parlamento abierto las modificaciones al esquema de outsourcing. En noviembre el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció una reforma que buscaba limitarlo a casos específicos y evitar que existieran empresas dedicadas sólo a la subcontratación. Cámaras empresariales han buscado frenar los cambios.”
En 1985 los trabajadores sindicalizados del país eran 12 millones, en 2000 eran 8 millones, hoy apenas llegan a 4.4 millones de trabajadores sindicalizados, y la calidad de los sindicatos de la CTM, CROC, petroleros, ferroviarios, etc., está por los suelos.
Sin embargo, el caso aquí expuesto deja clara evidencia de la existencia en México de la lucha de clases.