La osteoporosis es una enfermedad que se puede prevenir o retardar su aparición con medidas preventivas como el consumo diario de alimentos ricos en calcio, tales como los derivados de lácteos en todas sus presentaciones, verduras de hoja verde oscuro, pescados blancos y azules como salmón o atún, mariscos, amaranto, ajonjolí y almendras, entre otros, que deben ser parte de la dieta desde los primeros años de vida para fortalecer el desarrollo de los huesos.

El objetivo primordial de tratar la osteoporosis es prevenir fracturas y su consecuente discapacidad.
La osteoporosis es una enfermedad crónica multifactorial que no causa dolor ni síntomas; afecta la macro y micro estructura del hueso, lo que aumenta su fragilidad y el riesgo de fractura.
Los tipos de osteoporosis más frecuentes son la posmenopáusica, que se manifiesta frecuentemente después del quinto año a partir de la última menstruación, y la senil a partir de los 75 años de edad.
Las fracturas por fragilidad en cadera causan más discapacidad que las fracturas de otros sitios, sobre todo en personas adultas mayores. Por otro lado, las fracturas de columna vertebral ocurren como microfisuras que colapsan lentamente las vértebras; únicamente tres de cada diez casos de fracturas vertebrales presentan dolor. Estas fracturas se pueden identificar por la pérdida marcada de la estatura o el encorvamiento de la columna.
Las fracturas de muñeca ocurren con mayor frecuencia en mujeres adultas después de la menopausia, y a pesar de que se deben a osteoporosis, muchas veces no se hace una detección adecuada de la enfermedad. Con menor frecuencia se pueden presentar fracturas por fragilidad ósea en otros sitios, como húmero proximal (hombro), tobillos y huesos largos.
Tienen más riesgo de desarrollar osteoporosis las personas con factores genéticos y las mujeres que tienen un periodo corto de exposición a estrógenos, es decir, que presentan la menopausia a una edad temprana. Otros factores que influyen son la desnutrición en los primeros años de vida, el sedentarismo y la falta de ejercicio, la falta de exposición al sol, padecimientos como la artritis reumatoide y el consumo prolongado o excesivo de algunos medicamentos como esteroides o antiepilépticos.

La osteoporosis se detecta con examen de densitometría ósea en columna o cadera. Sin embargo, por lo general las personas saben que padecen esta enfermedad hasta que sufren una fractura por fragilidad ósea.
Desde 2001 opera la Clínica de Osteoporosis en el INR donde cada año se brindan cerca de mil 800 consultas, de las cuales 400 corresponden a pacientes de primera vez y mil 200 a seguimiento. La mayor cantidad de casos de fracturas por fragilidad ocurre en personas de 65 o 70 años en adelante.
Los tratamientos son individualizados e integrales y se determinan previa evaluación médica. El tipo de medicamentos que se prescriben depende de la edad, del grado de desmineralización del hueso, de posibles enfermedades asociadas y del desarrollo de la masa muscular, entre otras características. Algunos fármacos evitan que avance la pérdida de hueso y otros estimulan la producción de la masa ósea.

Deben indicarse además suplementos de calcio y vitamina D, una dieta con base de alimentos que aporten dichos requerimientos, así como ejercicio dirigido, exposición responsable al sol y medidas para prevención de caídas.