La diabetes aumenta en el mundo. Desde 1990, el número global de casos de diabetes se ha cuadruplicado y con ello las muertes prematuras, la discapacidad y el alto impacto económico relacionadas con ella.
Si bien se conocen factores que aumentan el riesgo de desarrollar diabetes, el incremento mundial no puede explicarse fácilmente, ya que influye una multiplicidad de aspectos. Además del sobrepeso, obesidad y consumo elevado de bebidas azucaradas, existen otros elementos como el envejecimiento de la población, familiares diabéticos y aspectos relativos a la raza.
Datos sobre el aumento de la diabetes entre distintas poblaciones dentro de un mismo país muestran que algunos grupos son más susceptibles. En Estados Unidos, por ejemplo, los nativos americanos, los hispanos y los afroamericanos tienen tasas más altas de diabetes tipo 2 que la población caucásica. ¿A qué se debe esto? Al parecer, una gran parte de la respuesta está en los genes.
Los genes y la diabetes
En el interior del núcleo de casi todas las células de nuestro cuerpo se encuentran 23 pares de cromosomas (46 en total: 23 del padre y 23 de la madre), estructuras donde se encuentran los genes. De esta forma se heredan no sólo rasgos físicos de los padres, sino también enfermedades genéticas o la susceptibilidad para desarrollarlas.
Las personas con un padre diabético tienen alrededor de 40% de posibilidad de desarrollar la enfermedad, mientras que el riesgo aumenta al 70% si ambos padres son diabéticos.
Gracias al impulso de la investigación genética y a los aportes del Proyecto Genoma Humano, hoy se conocen alrededor de 40 genes asociados a la diabetes tipo 2.
En 2014, en la revista Nature se publicó el hallazgo de una asociación entre variaciones del gen SLC16A11 y un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2. Esta variación, frecuente entre la población mexicana, aumenta entre 25% y 50% las probabilidades de desarrollar diabetes.
Información genética para la prevención
Conocer genes y sus variaciones implicados en el desarrollo de la diabetes puede tener aplicaciones prácticas de prevención. Al identificar quiénes son los individuos con mayor riesgo por su carga genética, pueden diseñarse estrategias más focalizadas, que son ya una realidad para otras enfermedades, como ocurre con el cáncer de mama y ovario y las pruebas para identificar mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, los cuales aumentan el riesgo.