
En las primeras horas de la madrugada, cuando el silencio aún cubre las calles y la mayoría duerme, en Valtierrilla ya se encienden fogones. Desde hace casi veinte años, Diego Armando, orgulloso habitante de esta comunidad guanajuatense, ha dedicado su vida a una labor que combina tradición, paciencia y sabor: la preparación de alimentos a base de nopal.
Lo que comenzó como una curiosidad familiar, cuando una tía empezó a experimentar con este ingrediente, se transformó en un legado compartido. Hoy en día, tanto él como sus hermanos han hecho de esta herencia culinaria un oficio, manteniendo vivas las recetas que distinguen a Valtierrilla en el mapa gastronómico de México.
Entre tamales de nopal, aguas frescas de nopal con chía, limón y xoconostle, y otros platillos tradicionales, uno destaca por su complejidad y simbolismo: la penca rellena. Este manjar regional no solo requiere conocimiento, sino también un profundo respeto por la tierra. Su proceso inicia días antes, con la cosecha de las pencas. Luego, cada una debe ser limpiada a fondo, quemando cuidadosamente sus espinas y lavándolas para dejarla lista. Solo entonces se procede a rellenarla, envolverla y cocerla al vapor durante un periodo de entre 40 y 50 minutos.
Los ingredientes del relleno varían según el gusto o la ocasión: desde opciones sencillas con nopales salteados, hasta recetas más elaboradas que integran diversas carnes, champiñones, queso y otros complementos. Los precios, por tanto, oscilan entre los 180 y los 250 pesos, dependiendo del tipo de preparación.
Una vez cocida, la penca rellena se corta cuidadosamente en porciones. Se sirve caliente, acompañada de tortillas recién hechas, ya sean tradicionales de maíz o de nopal, también preparadas artesanalmente por los mismos cocineros. Estas tortillas no solo complementan el sabor, sino que hacen de la experiencia algo completamente local, pues cada bocado reúne ingredientes y técnicas propias de Valtierrilla.
Comer una penca rellena es un acto que se disfruta con calma. Se toma una porción, se acompaña con salsa, generalmente de molcajete, y se envuelve en tortilla, como si fuera un taco. El resultado es un platillo jugoso, lleno de sabor, que deja en el paladar la esencia de la cocina rural mexicana.
Además de Diego, decenas de comerciantes de la comunidad ofrecen estos productos con la esperanza de que más personas descubran la riqueza que ofrece su tierra. A través de cada preparación, promueven no solo la economía local, sino también el reconocimiento de una cultura culinaria que ha sabido resistir al paso del tiempo.
Valtierrilla, conocida como «la capital mundial del nopal», no solo cultiva esta planta, la honra. Y gracias a personas como Diego Armando, su sabor y su historia continúan llegando a nuevas generaciones.