El gobierno federal presentó el PND que establece que “la única posibilidad real de reducir los niveles de consumo de drogas reside en levantar la prohibición de las que actualmente son ilícitas y reorientar los recursos destinados a combatir su trasiego y aplicarlos en programas -masivos pero personalizados- de reinserción y desintoxicación”.
Esta medida establecida en el documento que difundió la Gaceta Parlamentaria señala que “la estrategia prohibicionista es ya insostenible, no solo por la violencia que ha generado, sino por sus malos resultados en materia de salud pública”.
El objetivo es “disminuir a la mitad la percepción de inseguridad” en México en este sexenio con la legalización de drogas, para que pase de 79% a 39%.
También pretende el gobierno de López Obrador que los delitos cometidos cada año en el países bajen de 39 mil por cada 100 mil habitantes (actual) a 33 mil.
Y continúa: “La alternativa es que el Estado renuncie a la pretensión de combatir las adicciones mediante la prohibición de las sustancias que las genere y se dedique a mantener bajo control las de quienes ya las padecen mediante un seguimiento clínico y el suministro de dosis con prescripción para, en un segundo paso, ofrecerles tratamientos de desintoxicación personalizados y bajo supervisión médica”.
Aunque no aclara cuáles drogas, el PND destaca que “debe procurarse de manera negociada, tanto en la relación bilateral con Estados Unidos, como en el ámbito multilateral en el seno de la ONU”.
Aumento en el crimen.
Cabe señalar que países que han legalizado algunas drogas, en lugar de conseguir arrebatar el quitar a los criminales el negocio para que disminuya la inseguridad, han obtenido efectos contrarios.
Tal es el caso de Uruguay, pues cuando inició la legalización de la marihuana en el 2013, comenzó tensiones entre los grupos del crimen organizado, según estudios de Marcos Baudean, investigador de la Universidad privada ORT, que da seguimiento al impacto de la ley a favor de las drogas en la seguridad pública del país.
Sólo la cuarta parte del consumo de cannabis pasó al sector legal y las otras tres se mantuvieron entre el crimen organizado.
En el primer semestre del 2018, con la legalización de la marihuana ocurrieron 215 asesinados, superior a los 131 del primer trimestre del 2017, en un ascenso dramático que revelan estadísticas oficiales.
En la publicación que hace El País sobre el estudio de la ORT concluye que “aunque las encuestas muestran que la población es cada vez más favorable a la regulación de la marihuana, el aumento de la violencia se observa con preocupación”.
Colorado.
A inicios del 2014 Colorado fue el primer estado en los Estados Unidos que legalizó la marihuana de uso lúdico.
Con ello inicialmente abrieron 160 tiendas de marihuana que se multiplicaron.
Pero en años posteriores reportaron ascensos de delitos. En el 2015 la tasa de criminalidad fue 6.2% superior a la de 2014 mientras que en 2016 subió otro 5.5%.
Con la legalización de la marihuana también llegaron grupos de personas interesadas en vivir ahí, aunque en mayo del 2017 arrestaron a 16 personas por cultivo ilegal de marihuana, entre quienes había cubanos, argentinos y dominicanos que tenían poco tiempo de llegar ahí pero que buscaban instalarse en el mercado negro de la venta bajo la cortina del comercio legal de la droga.
Los “crímenes de odio”, particularmente contra hispanos, aumentaron en 2015, que luego se mantuvieron en el 2016.
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