Existen muchos tipos de anemia, más de 400 en total, y cada tipo tiene su propia causa y síntomas. Por ejemplo, la anemia de células falciformes es un trastorno sanguíneo hereditario. Otros tipos pueden desarrollarse por una deficiencia nutricional, como la falta de vitamina B12 o hierro. El hierro es fundamental para la composición de los glóbulos rojos sanos. Cuando los niveles de hierro se encuentran demasiado bajos, la producción de glóbulos rojos se detiene, lo que lleva a la anemia ferropénica. La anemia por deficiencia de hierro es la que está asociada con la masticación de hielo.
La deficiencia de hierro se puede producir debido a un sangrado en el cuerpo, como con sangrado menstrual excesivo o un sangrado en el tracto digestivo. También puede ocurrir en personas con enfermedades intestinales como la enfermedad de Crohn o la enfermedad celíaca, que pueden bloquear la absorción de hierro. Las personas que no consumen suficientes alimentos ricos en hierro también pueden sufrir una deficiencia.
El deseo de comer productos no alimentarios se conoce como “pica”. Una de las formas más comunes de pica es comer hielo, que se conoce como pagofagia. No se sabe con exactitud porque las personas con anemia desarrollan este antojo. Obviamente el hielo no suministra hierro ni afecta la absorción de este nutriente. Algunas personas con deficiencia de hierro sufren de irritación en la lengua, por lo que el hielo podría servir como un calmante. Se ha visto que los síntomas de comer hielo se eliminan, una vez que los nivele de hierro en la sangre regresan a un rango normal.
Un estudio propone que el hielo puede dar a los pacientes con deficiencia de hierro un impulso mental, de la misma forma que una taza de café. Al final de cuentas la fatiga es uno de los síntomas más comunes de la anemia por deficiencia de hierro. Según los autores de este estudio, el hielo funciona al activar el reflejo de inmersión de los mamíferos. Cuando los mamíferos se sumergen en agua fría, disminuye su ritmo cardíaco y contraen los vasos sanguíneos de sus extremidades. Esto permite disminuir el suministro de oxígeno a la periferia del cuerpo, ahorrándolo para los órganos vitales.
Este reflejo se activa cuando la cara de una persona entra en contacto con agua fría. Por eso, tal vez, el masticar cubos de hielo puede conducir a un aumento en la cantidad de sangre oxigenada que llega al cerebro, proporcionando el impulso cognitivo que los pacientes anémicos necesitan. Aunque se necesita mucha más investigación para corroborar esta hipótesis, la idea no suena tan descabellada.
La buena noticia es que la anemia ferropénica es tratable, solamente con aumentar la cantidad de hierro en la dieta, así como con suplementos diarios. Y cuando la deficiencia nutricional ha sido eliminada, también la pagofagia.