Antes de que los bebés nazcan, adquieren a través de la placenta las defensas necesarias para que se puedan proteger de posibles infecciones durante sus primeras semanas de vida. Sin embargo, esa protección se pierde al poco tiempo, por lo que es necesario vacunarlos para protegerlos de posibles enfermedades y que mantengan su inmunidad frente a ellas.
Desde que se descubrieron las vacunas, han aportado grandes beneficios a la humanidad, a nivel mundial gracias a la vacunación se erradicó la viruela, una enfermedad que antes era epidémica y causaba un gran número de muertes.
En nuestro país, la polio y difteria se eliminaron mediante campañas de vacunación, los últimos casos de estas enfermedades se registraron en 1990 y 1991, respectivamente. Asimismo, se ha logrado el control de otras enfermedades como sarampión y hepatitis B.
El beneficio no sólo se ve reflejado en la salud de las personas, también se han reducido grandes gastos, ya que ningún medicamento ha salvado tantas vidas como las vacunas, lo que contribuye de manera importante al desarrollo de la sociedad.
Y aunque no lo creas, las vacunas benefician tanto a las personas que se vacunan como las que por alguna razón no lo hacen, ya que se genera inmunidad colectiva, también conocida como inmunidad de rebaño, es decir, cuando un número suficiente de personas de una misma comunidad han sido vacunadas, se reduce la posibilidad de contagio de una enfermedad.
Pero… ¿qué son las vacunas?
Una vacuna es una preparación cuya función es generar en nuestro organismo inmunidad frente a una determinada enfermedad. Son hechas a partir de microorganismos (bacterias o virus), muertos o atenuados, o con productos derivados de ellos.
Las vacunas se administran vía intramuscular y en algunos casos por vía oral (gotitas). Por lo general, son necesarias varias dosis espaciadas para lograr que la inmunidad se mantenga activa. De ahí la importancia de cumplir con el esquema completo de vacunación, que podrás encontrar en tu Cartilla Nacional de Salud.
¿Tiene riesgos la vacunación?
Tenemos que partir del hecho, que los riesgos de la vacunación siempre serán inferiores a sus beneficios y siempre será mejor recibir una vacuna, que padecer una enfermedad. Con la vacunación podemos prevenir la enfermedad o bien, evitar que se agrave.
Todas las vacunas que se administran en la actualidad han demostrado claramente su eficacia y seguridad.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que pueden causar efectos secundarios leves, como:
En el sitio de la inyección
- Dolor
- Enrojecimiento
- Hinchazón
En el resto del cuerpo
- Cansancio
- Dolor de cabeza
- Dolor muscular
- Escalofríos
- Fiebre
- Náuseas
En general, desaparecen solos a los pocos días de ser aplicada la vacuna y para disminuir las molestias, puedes aplicar un paño limpio, frío y húmedo sobre el lugar donde se recibió la inyección, mover el brazo, beber mucha agua y usar ropa liviana para controlar la temperatura. En caso de que permanezcan, es importante acudir con un profesional de la salud para que te indique si es necesario tomar algún medicamento para aliviar los síntomas o malestares.
Por todo esto es que, ¡Las vacunas salvan vidas!
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