ANTE EL TEMBLOR SURGIÓ EL AMOR: ese acto de desprenderse de un peso, de una despensa, de donar, de apoyar físicamente en las zonas devastadas…es un acto de amor. Quizá no el amor ideal del que habla Pablo de Tarso en su Carta a los Corintios o Erich Fromm en “El Arte de Amar”, pero -al fin y al cabo- se trata de un apego a lo humano, de una empatía que se transforma en pequeñas o grandes acciones.
A mi me tocó vivir el terremoto de 1985 en la ciudad de México y nunca olvidaré la actitud que permeó a la ciudadanía: la gente se comportaba con amabilidad, te cedía el paso, te hablaba con suavidad; los camiones se paraban con paciencia para que descendiera el pasaje…reinaba una especie de silencio y de pesadumbre, pero también una música interna que nos llevaba a fluir en una clase de amor. Sin embargo, pasaron los meses y poco a poco la mayoría de los individuos volvimos a ser los de antes: egoístas, materialistas competidores a ultranza, insensibles…¿por qué el ser humano necesita vivir una situación trágica para que broten en él los mejores sentimientos? ¿por qué no es perdurable? No es fácil responder a esas preguntas, se puede especular demasiado…pero es un hecho.
Ojalá lo que México ha vivido en estos días sea más perdurable y que el apoyo continúe a pesar de los desatinos, de la corrupción y la hipocresía. Pues también ha servido para que salga a la luz la endeble situación en la que nos han sumido los políticos sin escrúpulos y también -hay que reconocerlo- una cultura que enarbola lemas como “el que transa no avanza” o filosofías como la de Hank González, quien dijo que “un político pobre era un pobre político.”
Ojalá que comprendamos que se necesita un cambio, tanto de gobierno como de maneras de pensar y que esa energía que ha surgido con la protesta en la mano, pero también con soluciones, encuentre causes organizativos que le den la fuerza necesaria para acceder a los ámbitos del poder. Y desearíamos que estando en puestos de decisión los líderes no vuelvan a cometer los errores de siempre, como sucede muchas veces con los que se dicen de izquierda y luego traicionan a sus ideales…como el ya tristemente célebre Graco Ramírez en Morelos o la caterva de vividores que se apoderaron del PRD.
Este temblor ha sido especialmente catártico y provocador de cambios irreversibles…¡lo que le faltaba a Peña Nieto!…quizá el despertar está cerca, y después una reconstrucción nacional…urge, o el próximo siniestro puede ser aún más catastrófico.