Buscando mejores condiciones de vida para el pueblo
Por: Alberto Reyna García
Tenemos presente que en la primera transformación social los pilares fundamentales de nuestra nación son Miguel Hidalgo y Morelos. Constituyen la misma lucha, el mismo ideal, el mismo rumbo.
Hidalgo ha trascendido al paso del tiempo, porque además de iniciar la lucha por la independencia de la patria, emergió como un profundo reformador social que con gran visión supo determinar que la lucha independiente debía ser también la lucha para obtener mejores condiciones de vida del pueblo, mediante la destrucción del orden colonial de la Nueva España, caracterizado por la explotación y la discriminación social, en donde la Iglesia Católica jugó un papel preponderante para mantener el dominio español.
La historia le dio la razón a Hidalgo, y a pesar de que se obtuvo la independencia en 1821, fue sin tocarse los privilegios económicos y sociales del saliente virreinato, los problemas siguieron vigentes y la lucha continuó.
Estaban en franca pugna dos concepciones sobre la naciente nación. El México con las características de la colonia, para el provecho de una minoría, posición que fue defendida por la corriente clerical y conservadora. De otra parte, el México que defendía la corriente histórica nacionalista, popular y revolucionaria, inspirada en Hidalgo, Morelos y Guerrero. A esta corriente liberal se ligó Benito Juárez, iniciando su participación política.
A mediados del siglo XIX, después de tres décadas de enfrentamiento ideológico y político entre esas dos concepciones históricas irreconciliables del país, la situación hizo crisis, demandando una solución definitiva.
¿Qué objeto tenía mantener el Estado con la estructura y funciones del régimen colonial, si éste era incapaz de defender la integridad de la nación? Como ocurrió con la invasión norteamericana de 1847-48, en que la corriente clerical detentaba el poder real y sólo velaba por sus intereses.
¿Cómo podría subsistir la nación mexicana, con formal independencia política pero imposibilitada para ejercer su soberanía?
Al triunfo de la revolución de Ayutla, la corriente liberal promulgó la constitución de 1857 y otras leyes, y aunque estas medidas no tenían la profundidad que se requería, fueron suficientes para motivar la airada rebelión del grupo clerical que vio afectados sus fueros y privilegios.
Al presidente Benito Juárez, le tocó hacer frente a la guerra de tres años, a la Intervención Francesa y al llamado Imperio de Maximiliano, que en rigor constituyeron episodios de un mismo hecho histórico, originado por la ambición del clero y desde luego por los conservadores.
La obra que consumó entonces Benito Juárez, como líder e ideólogo indiscutible de los hombres de la Reforma es enorme, esto constituye la segunda transformación social de México.
Al término del siglo XIX las condiciones sociales y económicas del país se habían deteriorado para los sectores mayoritarios (obreros y campesinos) dando lugar a que en 1910, impulsados por el Magonismo, estalla la Revolución Mexicana, destacando las figuras de Francisco madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Venustiano Carranza, entre otros, culminando con la Constitución de 1917 en donde se establecen los principales derechos a la educación, el uso de los recursos naturales de la nación y trabajo y previsión social (Artículos 3°, 27 y 123 respectivamente).
La Revolución Mexicana constituye la tercera transformación social del país, materializándose en el artículo 27 constitucional por medio de la Expropiación Petrolera en 1938 por el pueblo de México bajo el liderazgo de Lázaro Cárdenas, quien también dio amplio impulso a la Reforma Agraria.
Este proceso ha sido interrumpido y fracturado seriamente por todos los gobiernos neoliberales de los últimos 40 años, por medio de las contrarreformas a la Constitución en los artículos 3º, 5º, 27 y 123, principalmente, con el propósito expreso de desvirtuar las justas conquistas del pueblo.
El domingo primero de julio del 2018, el pueblo mexicano votó por un cambio de rumbo. Es justo y pertinente retomar el legado histórico de Hidalgo, Morelos, Juárez y la Revolución Mexicana, para retomar el rumbo como nación independiente, soberana, comprometida con el bienestar del país e impulsar la cuarta transformación social.
Es hora de organizarnos junto con el próximo gobierno, un verdadero cambio a corto y largo plazo, formular un compromiso claro y definido con el pensamiento de los próceres que nos dieron patria y todas las luchas del pueblo.
