
Por: Iván Juárez Popoca Guerrero.
HACE UN CALOR DE LOS DIABLOS…y entiendo eso que me dicen que «hay que disfrutarlo, que hay que dar gracias por estar vivos» pero yo de todos modos sigo sintiendo un calor de la chingada.
Y me pregunto porque los seres humanos seremos tan estúpidos en privilegiar el lucro y las comodidades tecnológicas sin el debido respeto a la naturaleza. De allí el famoso «calentamiento global» en el que no creen tipos como Donald Trump.
La Natura nos habla con medios como los cambios de temperatura, pero no escuchamos: ni la gente en el poder ni las masas que votan a lo pendejo y no participan para cambiar nada.
En Salamanca se comprueba como “el progreso” sin consideraciones de índole ético, empujado únicamente por la ambición, es capaz de destruir cosas tan preciadas como el agua, el aire y la convivencia en sí.
Cuentan los viejos salmantinos que este era un paraíso desde el punto de vista del clima y de las bellezas naturales …¿y ahora?…se nos hace un nudo en la garganta y dan ganas de llorar.
Desde luego que la industria es buena, que son necesarios los empleos y la productividad, pero no a costa de lo más sagrado, que es el mundo que se le ha de heredar a los niños…cosa que a los capitalistas les tiene sin cuidado. Que diferente sería sí se hubieran tomado medidas precautorias, sí se hubiera invertido lo suficiente en la conservación, sí ganando un poco menos se hubiera ganado mucho más. Inclusive, en la actualidad –según especialistas- se podría hacer algo para mejorar, por ejemplo, la situación del río Lerma y de la atmósfera. Sin embargo, no hay voluntad política y sí mucha indolencia y corrupción.
Alan Watts –distinguido filósofo norteamericano- dijo que el hombre -aunque pretenda lo contrario- es natural y natural será que desaparezca por ser un bicho de características ingeniosamente destructivas. Yo creo que si, a no ser que algún día alguna generación toque fondo y ya le paren a su pedo