Descrita en el siglo XIX por el cirujano escocés Charles Bell, la parálisis de Bell es la interrupción de la función del nervio facial, lo que provoca que los mensajes entre el cerebro y los músculos faciales no se lleven a cabo correctamente produciendo debilidad o parálisis facial generalmente en un solo lado de la cara.
Se estima que cada año afecta a 23 personas por cada 100, 000 de cualquier sexo y edad. La causa de este padecimiento no es clara, pero una infección viral podría estar relacionada, provocando la inflamación del nervio facial y posteriormente la parálisis.
Los síntomas de esta afección varían de persona a persona, pueden ir de leves a graves e incluir:
- Sensación de que la cara se encuentra estirada hacia un lado.
- Problemas para realizar expresiones faciales.
- Dificultad para comer o beber.
- Dificultad para cerrar un ojo.
- Dificultad para contener la saliva.
- Lagrimeo de un ojo
El tratamiento para la parálisis de Bell consiste en la administración de medicamentos indicados por el médico además de tratamientos de rehabilitación que pueden incluir termomasajes y ejercicios activos.