El sonido de los ladridos de dolor y angustia llena el aire en el tercer edificio de la calle 8, entre las avenidas A y B de la colonia Ampliación Bellavista, donde amarran al menos a dos peludos, abandonados al frío de la noche y al implacable sol del día. Los vecinos, con el corazón roto, denuncian una situación de sufrimiento extremo: los animales no cesan de ladrar, como si pidieran auxilio, como si su dolor pudiera ser escuchado por quien aún tenga la capacidad de empatizar con su sufrimiento.
Aislados, sin comida ni agua, los perros se encuentran atrapados en una cruel condena. Con sus cuerpos temblando de frío en las noches gélidas y quemándose bajo los rayos del sol durante el día, su desesperación es palpable. “Escuchamos sus ladridos a toda hora, es desgarrador. Piden ayuda, aunque no entiendan que nosotros los escuchamos”, relató un vecino visiblemente afectado.
Con el paso de los días, la situación ha empeorado, y los residentes piden que las autoridades de Medio Ambiente y protección animal intervengan de inmediato para salvar a los animales y poner fin a este acto de crueldad. Los ladridos, que en su lenguaje gritan piedad, continúan resonando en la calle, haciendo eco en el alma de todos los que pasan por allí, recordándoles la urgencia de poner un alto a esta dolorosa realidad.
Los salmantinos que han reportado exigen respuestas y hace un llamado a la intervención urgente, con la esperanza de que estos seres inocentes, cuya voz se ha vuelto un grito silencioso en el viento, encuentren finalmente el rescate que tanto necesitan.