
Este martes, minutos antes de las 10:00 de la mañana, el corazón de Salamanca volverá a latir al ritmo de la fe y la devoción: la tradicional peregrinación del Cristo Negro del Señor del Hospital recorrerá la zona centro, en una edición que pasará a la historia por los importantes cambios logísticos y de organización.
Este 2025 no es cualquier año. Se conmemoran 465 años de la llegada del Cristo Negro a Salamanca, y se espera una participación masiva: más de 130 mil visitantes llegarán para venerar a la emblemática imagen, de acuerdo con cifras de Protección Civil.
El padre Sergio González, quien ha sido una figura clave en el fortalecimiento de esta tradición, extendió una invitación abierta a toda la comunidad católica para sumarse a esta expresión de fe que, sin duda, marca el pulso espiritual del municipio.
Pero este año no será como los anteriores. Por primera vez en más de cuatro siglos, la procesión presenta importantes novedades:
Se instalará un altar monumental de 117 metros de largo sobre el Andador Revolución.
La imagen no será cargada, sino transportada de pie sobre un remolque, facilitando su recorrido.
El trayecto será más largo, iniciando en la calle Revolución, siguiendo por Obregón, dando vuelta en Guerrero hasta llegar a Sánchez Torrado, después por Morelos, Zaragoza, y finalmente regresando al Santuario Diocesano por el mismo Andador Revolución.
Este evento es una muestra de la devoción y fe de la comunidad, así lo destacó el párroco, en referencia a la gran respuesta de los fieles año con año.
Autoridades de Protección Civil ya han emitido recomendaciones importantes para los asistentes:
Usa ropa y calzado cómodos para soportar el trayecto.
Mantente bien hidratado durante toda la jornada.
Evita llevar objetos de valor innecesarios.
No te separes de tu grupo, especialmente si vas con niños o personas mayores.
En caso de emergencia, ubica los módulos de atención médica que estarán repartidos en puntos estratégicos de la zona centro.
La fe se camina, se celebra, y este martes Salamanca será testigo de un acto que trasciende el tiempo y transforma las calles en un altar viviente.