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Investigadores de la UG buscan combatir plagas en el campo con bioinsecticidas a base de virus

En el 2013, el gusano cogollero devastó 450 mil hectáreas de maíz, la plaga se volvió resistente a los químicos y los agricultores se quedaron sin alternativas para combatirla....

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En el 2013, el gusano cogollero devastó 450 mil hectáreas de maíz, la plaga se volvió resistente a los químicos y los agricultores se quedaron sin alternativas para combatirla. Para enfrentar esta problemática, un grupo de investigadores de la Universidad de Guanajuato (UG) desarrolla insecticidas de origen viral, que atacan sólo a los insectos que dañan los cultivos y no dañan el ambiente.

El control biológico de plagas es una alternativa que se usa sobre todo en los países del Primer Mundo, en donde ha demostrado su eficacia, sin embargo, en México es una alternativa novedosa, y la Universidad de Guanajuato es pionera en su utilización.

La Dra. María Cristina del Rincón Castro, profesora en el Departamento de Alimentos del Campus Irapuato-Salamanca, encabeza a un equipo multidisciplinario de investigadores que trabaja en el desarrollo de bioinsecticidas de origen viral que se puedan aplicar en el campo mexicano, específicamente en el bajío guanajuatense.

La investigadora ha trabajado durante 26 años con virus entomopatógenos -que se reproducen de forma exclusiva en los insectos- los aísla en el laboratorio y selecciona los más agresivos para que maten a los gusanos en un menor número de días y así ya no afecten los cultivos.

Reconoce que en México hay cierta resistencia a trabajar con virus, “pero es mucho más peligroso que durante más de 50 años estén llenando los cultivos con toneladas de insecticidas químicos, que son inespecíficos, matan no sólo insectos perjudiciales, sino mamíferos, aves, peces, y dañan la salud de los seres humanos”.

El proyecto implica estudiar la biología y el comportamiento de los virus, aislar el material genético del que están hechos, secuenciar el genoma de los virus, ver cuántos genes tienen, cómo entran al insecto y por qué lo matan. Es una investigación a largo plazo, porque el objetivo final es pasar de esta investigación básica a una aplicada, explica la académica adscrita a la División de Ciencias de la Vida.

En el proyecto, financiado por la UG a través de la División de Apoyo a la Investigación y al Posgrado (DAIP), colabora un profesor del Departamento de Agronomía, el Dr. Darío Salas; un profesor del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) Irapuato, el Dr. Jorge Ibarra, y estudiantes de posgrado de la UG, y alumnos de Licenciatura de los departamentos de Alimentos, Agronomía e Ingeniería Ambiental.

Los investigadores salen al campo, buscan en la plaga -del maíz, del brócoli, la lechuga, los manzanos, etcétera- analizan de qué están enfermos los gusanos, los transportan al laboratorio y aíslan el agente causal de esa enfermedad. Además, “cultivan insectos” para tener las condiciones idóneas que les permitan demostrar la eficacia de los virus.

La parte referente a investigación básica es financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en ese proyecto trabajan con las plagas de brócoli y de coliflor. La intención es aislar diez cepas nativas, estudiar el virus en el laboratorio, y una vez que lo tengan bien caracterizado, regresarlos al campo para matar al insecto.

Es una tecnología tan sencilla- sostiene la Dra. Cristina del Rincón- que “el mismo agricultor puede asperjar el producto viral, colectar los gusanos que se murieron por el virus, volverlos a moler y volverlos a utilizar como un insecticida que se está reciclando”. No dañan a los seres humanos porque esos virus son absolutamente específicos para los insectos, enfatiza.

Además, es poco probable que puedan mutar, porque son virus de más de 150 genes, eso hace que sea muy difícil que los insectos desarrollen resistencia a más de 150 proteínas diferentes. “Por eso son inocuos, seguros desde el punto de vista ecológico, y para nosotros, que somos los que lo aplicamos y comemos esas hortalizas”, asegura la Dra. en Biociencias.

El siguiente objetivo de los investigadores, es contactar a una empresa para convencerlos de invertir en producir los virus a nivel comercial. Hasta ahora, hay interés de una compañía poblana, pero la Dra. del Rincón confía en persuadir a empresarios del estado para que las bondades de los bioinsecticidas a base de virus lleguen a los cultivos del bajío.

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