Por: Observadora Exterior.
Buenos días lectores, iniciaron las obras de la ciclovía en la calle Obregón, con ellos las manifestaciones y el reflejo de una dictadura que ha caracterizado a la actual administración. Los atentados vehiculares en la Plaza Galerías parecen implacables y regresan funcionarios a sus cargos sólo para cobrar su liquidación. Aquí la opinión de la semana.
A penas analizan afectaciones.
Los problemas que se derivaron del comienzo de la ciclovía en la calle Obregón, a pesar de que la obra inició una vez entrado el periodo vacacional, han ido más allá de los inherentes a cualquier obra, sobre todo hacia quienes se manifestaron en contra de que la cicloruta se haga sobre una de las principales y más transitadas arterias del centro de la ciudad, pues la orden directa fue detener a quien mínimamente intentara ir en contra del municipio, sin embargo, los sucesos han dejado ver claramente lo que comentábamos hace una semana, que el proyecto carece de una investigación profesional-porque el que realizaron en el 2014 muchos funcionarios públicos ni siquiera lo leyeron-y para muestra basta un botón, el pasado lunes el director de Obras Públicas señalo que apenas están analizando los aforos vehiculares para ver cuáles serían las afectaciones a la circulación; análisis que se debió haber hecho previamente como punto de partida para determinar la factibilidad de las rutas de la ciclovía y que evidentemente no fue así.
La dictadura municipal.
Hasta este momento el gobierno municipal no ha podido demostrar públicamente la sustentabilidad de la obra de la ciclovía, principalmente en su cruce por el centro de la ciudad y ha restado importancia a la opinión pública, demostrando una vez más que la dictadura es característica del actual sistema político municipal. Pero, eso no fue todo en esta semana, pues luego de que vecinos de la calle Obregón exigirán la renuncia del secretario del Ayuntamiento, el presidente municipal los citó muy tempranito con la excusa de que tenía un compromiso en la ciudad de León-lo cual fue una total mentira-y luego de hacer como que los escuchaba y hacerles creer que analizaría la viabilidad de cambiar la obra, resultó que siempre no fue posible, entre otras cosas porque “yo no puedo parar la obra porque tengo compromisos” justificó el alcalde a quien de repente le surgió preocupación por los órganos de control del erario público, lo que lamentablemente no sucedió con el desvío de recursos en el C4, porque aunque no fue recurso federal si fueron recurso públicos.
El costo.
Aunque parece que el presidente municipal y el director de obras públicas no se han puesto de acuerdo en el costo que tendrá la primera línea de la ciclovía, podemos tomar como referencia el primer dato que dieron autoridades locales haciendo referencia a un valor aproximado a los 45 millones de pesos, pero recuerde que este proyecto considera 15 ciclorutas en total, así que échele cuentas, evidentemente este proyecto no sólo costara una fortuna sino que, además, no será únicamente la calle Obregón la que se vea reducida por este proyecto, quizá en próximos meses también pudieran estar reduciendo la calle por que transita todos los días para llegar a su casa, al trabajo o a la escuela de sus hijos.
La alternativa ignorada.
En ciudades como la nuestra, donde la infraestructura vial no cumple con las características para hacer un proyecto de movilidad como el que proyectó el municipio, aprovechar los recursos con los que se ya se cuenta es lo más apropiado, eficiente y menos costoso. Uno de esos recursos con los que ya cuenta Salamanca es el transporte público, que según autoridades locales es el más usado por la mayoría de los salmantinos. Es sabido que promover el uso del transporte público por encima del vehículo particular, resulta ser la mejor alternativa para mejorar el sistema de movilidad en una ciudad compacta como la nuestra, además de que ayuda a reducir el efecto invernadero, los congestionamientos viales y la contaminación. La cuestión aquí es que el gobierno municipal no está dispuesto a obligar a los transportistas a brindar un transporte público seguro, moderno y eficiente, por el contrario prefirió imponer obras demasiado costosas y carentes de sustentabilidad para evitarse “problemas” con los concesionarios, seguramente porque de por medio hay “compromisos” políticos, pues nada más hay que recordar de quienes son las principales organizaciones de transporte urbano en la ciudad.
¿Todos egoístas?
Los que se han manifestado a favor de las ciclovías-en su mayoría panistas-han tachado de egoístas a quienes rechazan que esta obra se ejecute por el centro de la ciudad, señalando la falta de consideración hacia los ciclistas, pero parece que se les está olvidando que hay cientos de salmantinos que aunque parezca increíble, en la actualidad aún no tienen acceso ni siquiera al agua potable. Si se trata de respetar los derechos individuales y priorizar necesidades ¿en dónde se deberían de invertir los recursos públicos?
Asegurar votos era su chamba.
Durante las pasadas campañas electorales, el director de Desarrollo Social, Herminio Torres, fue señalado en diferente ocasiones por ser el encargado de promover y coaccionar el voto a favor del entonces candidato PAN, Antonio Arredondo, bajo amenazas de quitarle a los ciudadanos los apoyos gubernamentales si no ganaba el Acción Nacional y parece que hoy comienza a salir la verdad, pues en la comunidad de Cerro Gordo, ya alzaron la voz para hacer pública una promesa de campaña que resulto ser mentira, pues parece que Herminio Torres se valió de una necesidad urgente de los habitantes de la comunidad para asegurar votos y ya que gano su candidato, resulta que ahora no les quiere dar ni la cara. Así que talvez los vecinos de Cerro Gordo tendrán que esperar otros meses, o quizá años, para ver hecha realidad la planta tratadora de aguas que requiere su comunidad, y de los 20 millones de pesos, esos quizá nunca existieron o el próximo año podrán ver si la planta tratadora aparece en la lista de obras ejecutadas aunque no sea así, tal y como ha sucedido con muchas otras.
Año de Hidalgo…
Quien regresa a la administración municipal nuevamente es Fernando Martín del Campo, quien dejará su cargo como Secretario del Ayuntamiento para coordinar la campaña del presidente municipal electo y que ahora se incorporará para asumir su función como primer sindico, cargo con el que inicio al arranque de la administración que está a poco más de dos meses de terminar, parece que sólo regreso para obtener una liquidación porque indispensable no creo que lo sea.
Regidores sin voz.
Quienes están dormidos en sus laureles son los regidores de oposición en el Ayuntamiento salmantino y que además han hecho oídos sordos ante el tema de las inconformidades de por la obra de la ciclovía, ninguno se ha tenido el valor de levantar la voz en representación de los salmantinos para exigir mayor transparencia en esta obra, desde el costo del proyecto hasta las investigaciones previas para sustentar su factibilidad, parece que ya todos los servidores públicos nada más están esperando muy comoditos a que termine la administración municipal. La historia los juzgará.
Sigue la mata dando.
La inseguridad sigue a la orden del día y donde parece imparable en la zona de estacionamiento de la Plaza Galerías donde durante las últimas semanas se han presentado desde sustracción de autopartes hasta robo total de vehículos. La situación ya la conoce: falta de policías, corrupción en la corporación, falta de capacidad operativa, técnica y táctica, escaza coordinación entre autoridades, parte policial amañado; así que la recomendación es extremar precauciones.
SALAMANCA HOY ES MEJOR
Esa es la frase que hoy usa la Presidencia Municipal de Salamanca, pero tal vez es mejor para los ladrones, rateros, vividores o como ustedes les quieran llamar, y no sólo hablo de los comunes y corrientes que normalmente conocemos, hablo también de los de pantalón largo, de los que están dentro del gobierno, porque si, «Salamanca hoy es mejor» pero para exprimirlo desde el gobierno, porque lamentablemente, parece que nadie está realmente preocupado por hacer un bien por esta ciudad.
Me da tristeza, y sobre todo lástima, el ver a mi ciudad con un alto índice de delincuencia, gracias a que no hay empleos dignos, y muchas veces ni hay empleos ¿O cree el gobierno que trayendo empresas (como Mazda) ofreciéndoles mano de obra barata es traer empleos dignos?
Me da tristeza ir a las comunidades rurales y ver los accesos principales deteriorados, con la gente batallando por agua potable, ver o saber que si agua potable está en tambos, los cuales les llenan cada determinado tiempo, y que tienen que pagar por esa agua.
Da lástima pasar por las colonias «populares» como muchos las llaman, y ver que sus calles parecen práctica y literalmente de terraceria, donde hasta los ciclistas y peatones tienen que ir librando los «hoyos» y «charcos», además de que con cada lluvia de «moderada a fuerte» algunas calles se convierten prácticamente en «Lagunas y Ríos».
Da lástima ir al centro y ver que en pleno centro, pasa prácticamente lo mismo, grandes baches en calles principales e igual, «encharcamientos», como les llama el municipio, cuando llueve, sin contar que uno como peatón se tiene que cuidar de que no lo mojen, porque a mi ya me ha tocado «Baño» en calles del centro.
Y lo que más lástima y tristeza me da, es ver que la gente no quiera hacer algo por mejorar, por exigirle al gobierno (Nuestros Empleados) hacer su trabajo bien, ver que sólo unos cuantos se animan a levantar la voz, y aún así les llaman «locos», «revoltosos», entre otros calificativos, cuando son los que mi respeto tienen por tener las agallas de hacerlo y sobretodo por no ser pusilánimes como la mayoría.
De verdad Salmantinos, nos quejamos de todo, y nosotros mismos tenemos la solución, y créanme, yo lo he visto dos veces en mi colonia, cuando uno se propone hacer algo por el bien de todos, se logra, si mis vecinos ya lo lograron 2 veces ¿No creen que la ciudad uniendose pueda?
En fin, yo sólo les dejo una pregunta para que se la respondan ustedes mismos:
¿»Salamanca hoy es mejor»?
Por primera vez veo un juicio objetivo sobre asunto de la ciclovía. Ojalá veamos el bien común y no el individual.