Por: Iván Juárez Popoca Guerrero.
CON ESO DE LOS FILTROS PARA LAS FOTOGRAFÍAS se ha llegado a tal exageración que, a veces, cuesta trabajo reconocer a personas que uno conoce fuera de las redes sociales. Es como la diferencia entre usar un poquito de maquillaje o aplicar plastas de sombra, color y correctores.
Detrás de esa práctica puede uno vislumbrar una falta de auto-aceptación y también como influyen los estereotipos impuestas por la sociedad de consumo en la que vivimos. De tal manera que las gorditas quieren estar flacas, las chaparras altas y -el colmo- algunas pretenden blanquearse y rechazan su color obscuro, a pesar de que las morenas suelen ser hermosas.
Y es que, aparte del racismo que impregna la cultura del mundo, la publicidad promueve que las personas se sientan incómodas con algunos rasgos de su cuerpo: solamente a este tipo de gente se le puede vender una gran cantidad de productos que eleven su sensación de valía; mercancías que no tienen otra utilidad más que fortalecer el ego y promover la competencia.
Sin embargo, como yo también hubiera querido parecerme a Brad Pitt y tampoco ando muy bien en eso de la auto-estima, se me ha ocurrido una gran idea, que me evitará muchos esfuerzos e inconvenientes: voy a adelgazar a base de los famosos photoshops y de paso me voy a hacer una cirugía plástica virtual y entonces, después de haber alcanzado un ideal estético, voy a cambiar también de lenguaje, actitudes y hasta de casa y lugar de residencia, todo virtual…y entonces me dedicaré a navegar, a conquistar corazones y golpear envidiosos. Procuraré ya no tratar a gente en la vida real, me desvaneceré en una dimensión fantástica. Mi cerebro será la Mátrix y mi cuerpo y personalidad serán un instrumento perfecto….
Sí me les desaparezco, busquen por ahí…a alguien que se parezca a mi…pero mucho más guapo….