La tarde en la capital salvadoreña cayó en medio del arribo del tricolor previo a su sexta prueba rumbo a Qatar.
México detuvo el tránsito, la tarde del martes fue distinta a las demás en El Salvador. En medio de patrullas y con múltiples muestras de desprecio, el equipo dirigido por Gerardo Martino llegó a su casa.
En el hotel de concentración, los pocos aficionados mexicanos comenzaron a cantar desde muy temprano. “¡México, México!” fue la voz que se unió al unísono desde las 15 gargantas que llegaron a aplaudir a sus ídolos.
La organización los colocó a un costado del camión, pero eso no les impidió ver, unos minutos más tarde, a sus ídolos.
El camión se acercó a la puerta de entrada y el Cielito Lindo se apoderó del centro de la capital cuscatleca.
“¡ay, ay, ay, ay, canta y no llores!” emocionó a los presentes y uno que otro salvadoreño que quiso ver a los mexicanos de cerca.
El camión no se detuvo en la puerta de entrada, fue directo a la parte trasera del hotel. La gente corrió hacia donde ya bajaban sus admirados.