¿UN NUEVO ORDEN MUNDIAL?
Nuestro país, junto con la mayoría de los países del mundo sufre los embates de una crisis que afecta a todos, pero mayormente a los sectores más vulnerables de los pueblos de éstas naciones, impactando desfavorablemente su calidad de vida no sólo en los ingresos económicos, sino también su vivienda, salud, educación, cultura, infraestructura de servicios, recursos naturales y medio ambiente, afectando gravemente en esencia la felicidad humana.
Ésta llamada también crisis civilizatoria del capital, hace referencia a una crisis sistémica, es decir que afecta a todo el conjunto de naciones del mundo capitalista, sólo que de forma desigual, ya que ha dado por resultado que se amplíe la brecha entre países ricos y “países pobres” como el nuestro, a pesar de ocupar el treceavo lugar mundial en la producción de riqueza (Producto Interno Bruto, PIB) y contar todavía con enormes riquezas naturales, que generan la voracidad de los poderosos.
¿Cómo explicar que México teniendo ese destacado lugar en la producción de bienes y servicios, tenga a muchos de los hombres más ricos del mundo? y ¿Por otro lado exista una gran mayoría del pueblo que vive en condiciones de pobreza? Esto sólo es posible con la prevalencia de una enorme falta de justicia social que ya es evidente que se ha profundizado en los últimos 35 años.
Esta desastrosa situación de sometimiento del país a la sobreexplotación de todos sus recursos naturales y humanos, y la injusticia social, son la causa de fondo de todos los principales problemas que cotidianamente padece el pueblo mexicano, manifestadas como inseguridad social (robo, crimen, drogadicción), falta de empleo, violación de los derechos laborales (derecho a la organización sindical, derecho de huelga, outsourcing[1]), baja calidad de los servicios de salud (infraestructura médica, falta de medicinas, falta de cuidados preventivos para todos), de la que no escapan los trabajadores de la educación que ya se decidieron a salir a la calle para defender sus derechos laborales o los jóvenes de la UNAM y el IPN en la defensa de su derecho a la educación superior y los trabajadores del sector salud pública.
Si bien la mayoría de los hombres, mujeres, jóvenes, niños y personas de edad avanzada y con discapacidad, son los principales afectados por esa situación de injusticia, no lo son menos los recursos naturales y el ambiente del país que han sido sometidos a una sobrexplotación, deterioro y en muchos casos el agotamiento depredador de agua, suelo y biodiversidad (Casos como la minería a cielo abierto, fracking, megaproyectos carreteros, turísticos, hidroeléctricos, etc.), con un sistema al que sólo interesa el beneficio particular sobre el bienestar colectivo de las actuales y futuras generaciones de mexicanos.
La naturaleza no se sienta a las mesas de debate que organizan los representantes del poder hegemónico y nos sigue pasando la factura por todas las aberraciones del proceder humano en el planeta y su grito corre por el mundo en un fenómeno que hemos llamado «Cambio Climático», expresado evolutivamente de mil formas distintas y con consecuencias devastadoras para todas las especies y seres vivos que habitan el planeta, que es la consecuencia última, terminante y definitiva, derivada de la funesta acción del capitalismo sobre la faz de la Tierra.
Ante este deterioro generalizado que sufren la mayoría de los pueblos del mundo, ya se oye un clamor que alarma a las élites de poder hegemónico mundial, al que ellos mismos llaman: necesidad de un Nuevo Orden Mundial y los ambientalistas lo llaman: Nuestro Futuro Común y otros simplemente necesidad de otro sistema de organización social que demandará del concurso de todos los pueblos del mundo, organizados con plena conciencia de su interés compartido en la defensa del derecho a una vida digna con pleno ejercicio de su derecho a Trabajo, Tierra y Techo, así como a la educación, la ciencia, la cultura, el deporte y el cuidado del ambiente.
Reflexionemos que hoy, miles de millones de seres humanos y de otras especies mueren de hambre o de sed, o de enfermedades que podrían curarse si los medicamentos no fueran también una mercancía en manos de depravadas corporaciones trasnacionales que también sostienen con inversiones multimillonarias, guerras de dominio, debilitamiento y corrupción del poder público, manipulación de la ciencia y la conciencia pública, pisoteando la dignidad de los pueblos del mundo.
[1] Contratación por subcontratación de servicios externos.