Movilidad sostenible en Salamanca y la región
POR: Alberto De la Torre Gleason
No hay día en que no escuchemos en la radio, televisión o leamos en el periódico acerca del cambio climático y los efectos adversos de los gases de efecto invernadero (GEI), creyendo que es un problema que quien sabe si exista o lleguemos a sufrir.
La realidad y los avances en las investigaciones científicas indican que el cambio climático es real, pero ¿qué lo está provocando?, en gran resumen es por la quema desmedida de combustibles fósiles (petróleo y gas principalmente) inducido por el sistema económico internacional del tipo capitalista, en donde el consumismo exacerbado tiene por objeto maximizar las ganancias económicas aun por encima de cualquier valor humano, ético, cultural y natural, generando así un despilfarro de energía con consecuencias altamente contaminantes.
Dentro de este marco general se encuentra nuestro país, estado y municipio de Salamanca, y en este artículo solo hablaremos de la materia del transporte público y privado como parte del problema en este tipo de contaminación.
Comenzaremos describiendo la situación actual de movilidad en nuestro municipio: incremento de automóviles y la consiguiente sobresaturación de la capacidad de vialidades generando congestionamientos, semáforos no sincronizados, topes y baches, señalética deficiente y confusa, incremento de bicicletas y motos, la continua violación a reglas de tránsito como pasarse el semáforo en rojo, no respetar límites de velocidad, paso de peatones, cocheras, lugares prohibidos o especiales, corrupción de autoridades de tránsito y verificación vehicular, circulación en sentido contrario, trasporte público insuficiente y deficiente, unidades móviles obsoletas con mal mantenimiento y muchas más producto de una deficiente educación en el tema e incorrecta planeación urbana, por mencionar algunas causas.
Todo lo anterior provoca gastos excesivos de energía y contaminación, por ejemplo, la flota vehicular del transporte público es obsoleta y mal mantenida, aunado a la congestión vehicular en horas pico, provoca que la circulación de los vehículos automotores sea lenta, consumiendo más combustible, aunado al arranque y freno por topes, baches y semáforos desincronizados, deriva en más gasto de combustible y más gases de combustión con efectos adversos tanto en el bolsillo como en el medio ambiente.
Algunas cifras (1): durante la última década se ha duplicado el número de personas que cuentan con auto particular lo cual es percibido como “símbolo de estatus de pertenencia a la clase media y progreso”. El 97% de los vehículos registrados en el país son para el servicio particular, es decir, hemos dado preferencia al transporte individual que al público que es más barato y menos contaminante (ferrocarril, tren ligero, metro, autobús, etc.). Los traslados hogar-trabajo en nuestro país están por encima de la media mundial que es de 46 minutos. La tercera parte de los autos producidos en México se venden aquí mismo, es decir somos fuertes consumidores de autos. Según la ONU el automóvil “ha sido señalado como la causa número uno de los problemas de movilidad en las grandes urbes del país.
De acuerdo con el Reporte Nacional de Movilidad Urbana en México 2014-2015, de la oficina de Naciones Unidas para el Hábitat, para trasladar a 35 personas se requieren 30 autos –cuya tasa de ocupación es de 1.2 pasajeros por unidad– para moverlos; además, requieren de una superficie de rodamiento de 500 metros cuadrados, frente a los 30 metros necesarios para un autobús que transporta al mismo número de usuarios. El 94 por ciento de los accidentes ocurren en el área urbana y los automóviles son responsables de 18 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. La ONU subrayó el tema de la congestión vial, producto de la dispersión y del protagonismo otorgado al transporte motorizado privado, donde el automóvil es el medio con mayor crecimiento, ocupa más espacio y traslada a menos personas. (1)
Elementos mínimos propuestos para una movilidad sostenible en Salamanca y la región:
1. Organización social y participación activa con autoridades gubernamentales para tener una verdadera planeación democrática y cumplimiento de acciones.
2. Educación ambiental y vial.
3. Planeación urbana y condiciones de conectividad y movilidad en la ciudad y región.
4. Usar bicicleta y caminata para distancias cortas.
5. Exigir la mejora en calidad y cantidad de transporte público ecológico para distancias medias y largas (ferrocarril, tren ligero, metro, autobús)
6. Disminuir el uso de vehículos particulares.
7. Planear el uso de vehículos particulares para maximizar el cupo de plazas del auto y ahorro de combustible.
8. Planear la migración a usos de transporte colectivo preferentemente y con tecnologías limpias ahorradoras de energía (disminución de emisiones de gases de combustión CO2 y otros).
Referencias:
1 Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Síntesis Metodológica de la Estadística de Vehículos de Motor Registrados en Circulación. [En línea]: http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos//prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/metodologias/est/sm_evmrc.pdf . 19 de noviembre del 2015. Periódico La Jornada, 19 de abril de 2015. «Se registran dos veces más automóviles que nacimientos en la ciudad de México”. [En línea]: http://www.jornada.unam.mx/2015/04/19/economia/022n1eco . 19 de noviembre del 2015. Periódico La Jornada, 23 de abril de 2015. «Automóviles, causa número uno de los problemas de movilidad en urbes”. [En línea]: http://www.jornada.unam.mx/2015/04/23/sociedad/036n2soc . 19 de noviembre del 2015.
