- Alrededor de 800 peregrinos de varias parroquias de Salamanca, se unieron a la tradicional peregrinación Diocesana de Irapuato.
- A partir de esta mañana, iniciaron su peregrinar que durante once días realizarán para postrarse ante la Virgen de Guadalupe.
Un contingente de aproximadamente 800 fieles de las diferentes parroquias que conforman la Decanato del Señor del Hospital en Salamanca, iniciaron este 28 de septiembre la tradicional Peregrinación Varonil a Pie a la Basílica de Guadalupe 2016, realizada por la Diócesis de Irapuato, como continuidad a una tradición que se mantiene desde hace más de 50 años.
El inicio de la travesía comenzó como ya es tradición en el Santuario Diocesano del Señor del Hospital, donde se congregaron peregrinos y sus familias para participar en la misa de bendición y acción de gracias, por el sacrificio que habría de iniciar, de caminar durante 11 días hasta llegar a la Basílica de Guadalupe.
Al finalizar la ceremonia eucarística a cargo de Vicarios Diocesanos de la Peregrinación, pidieron a los familiares su oración para que Dios los acompañara en el trayecto, procediendo enseguida a encabezar la caminata que culminará el próximo 8 de octubre, con la llegada del contingente a la Basílica de Guadalupe.
De inmediato y con visible entusiasmo, entre rezos y cantos a la Guadalupana, los fieles recorrieron con paso firme el camino hacia la salida a Celaya, con destino a Sarabia donde serían recibidos, por familias y peregrinos que se incorporarán a la caravana, que se irá incrementando conforme avancen hacia la ciudad de México, para conformar lo que será la Peregrinación del Bajío.
En esta primera jornada, muchos peregrinos fueron acompañados por sus familiares, quienes así los despidieron y desearon el mejor en esta tradicional travesía en honor a la Virgen de Guadalupe.
Entre los participantes destacó la presencia de peregrinos que conservan la tradición que sus padres y abuelos les heredaron, mientras que algunos más decanos compartieron anécdotas y su sentir al participar en esta emotiva manifestación de fervor católico, donde recordaron que en medio del cansancio y hasta la enfermedad, el deseo de postrarse ante la «Morenita del Tepeyac», los impulsa cada día para llegar a su Santuario.