Números
Por: Mtra. Altagracia Mosqueda Liceaga
Haciendo un recorrido por el centro de nuestra amada ciudad de Salamanca, he encontrado una mayor cantidad de vendedores ambulantes, de esos que se esconden de los inspectores de Fiscalización y Control; así pude ver jovencitas con sus niños en carriola vendiendo chocolates, jóvenes ofreciendo a la venta paletas de dulce o chocolates, amas de casa con vasos de fruta, hasta una familia vendiendo gelatinas, arroz con leche y flan, aparte de los vendedores de semillas y garbanzos que supongo están autorizados, también pude observar a personas de edad haciendo su mayor esfuerzo por agradar a la gente al emitir su canto, una a capela y otra ayudándose de un karaoke; también vi un espectáculo con marioneta… amén de los que piden limosna. Por otro lado, a lo largo de la avenida Faja de Oro nos encontramos en cada semáforo a jóvenes haciendo malabarismos, a niños limpiando parabrisas, a un señor pidiendo dinero para cubrir los gastos de su enfermedad, incluso a extranjeros solicitando ayuda. Y entonces surge la interrogante ¿Guanajuato es tierra de oportunidades?, ¿Realmente Guanajuato es uno de los estados con un mayor desarrollo económico? Porque de ser así, algo grave pasa en nuestro país.
Nuestra Constitución en su artículo 123 establece: “Toda persona tiene derecho al trabajo digno” y también especifica en su apartado A Inciso I. “La duración de la jornada máxima será de 8 horas”. Inciso VI, “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden social, material y cultural y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”, este esquema de desarrollo económico neoliberal ha dejado a este artículo constitucional (como a algunos otros) convertido en letra muerta.
Las grandes empresas transnacionales han recibido trato preferencial en nuestro estado, mas no así los trabajadores. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2017 se registraron un total de 2,484,397 personas económicamente activas y ocupadas (con empleo), de las cuales 255,941 (10.3%) perciben menos de un salario mínimo, 681,795 (27.4%) perciben de 1 a 2 salarios mínimos, 861,983 (34.7%) perciben de 2 a 5 salarios mínimos, estas cifras nos indican que el 72.4% de los trabajadores guanajuatenses perciben un salario que no rebasa los 12,000 pesos mensuales y que por supuesto no alcanza para cubrir las necesidades básicas de alimentación, educación, vivienda, salud, vestido y recreación. También podemos encontrar el dato de que 16,860 (0.67%) de la población ocupada en el estado perciben más de 10 salarios mínimos, supongo que en este rango se encuentran los senadores, diputados y funcionarios de gobierno y el propio gobernador cuyo salario oscila alrededor de los 214,000 pesos mensuales.
Aún y cuando las declaraciones gubernamentales anuncian que se ha conseguido la tasa más baja de desempleo (2.8%) las condiciones laborales y salariales de los trabajadores no son las óptimas. Iniciando desde las características que se requiere para solicitar un empleo “digno”: personas con excelente presentación, disponibilidad de horario, una edad determinada, sin problemas para trabajar bajo presión, etc. No basta con decir que se están generando empleos cuando éstos rayan en la explotación y el esclavismo asalariado: jornadas laborales de 10 horas o más, horarios distribuidos en tres jornadas rotativas sin pago adicional por horarios nocturnos y en ocasiones omiten los descansos necesarios, inestabilidad en el empleo, retención de salarios, despido injustificado, etc.
El salario en nuestro país perdió el 75% de su poder adquisitivo en los últimos 25 años, con estos datos y condiciones laborales, por más que se esfuerce un trabajador jamás dejará de ser pobre, jamás podrá acceder a una vida digna, jamás podrá cubrir sus necesidades básicas, en vano los anuncios publicitarios que quieren hacer sentir a la población en un mundo de caramelo, los
anuncios de campañas políticas que engañan y se burlan del pueblo trabajador diciendo que “entre todos saldremos adelante”… la realidad la estamos viviendo, sintiendo y padeciendo.
