En varios puntos del Bajío, especialmente en Guanajuato, pero también en Michoacán y Jalisco, se registraron bloqueos encabezados por productores del campo que salieron a exigir precios justos y apoyos reales.
Sin embargo, detrás de algunas protestas también se detectó la presencia de líderes ligados al PRI y al PAN, lo que ha despertado sospechas sobre intereses políticos en medio de un reclamo legítimo.
La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció que hay auténticos campesinos con necesidades urgentes, pero advirtió que ciertos grupos intentan aprovechar el descontento para desestabilizar. “El campo necesita soluciones, no manipulación”, subrayó.
Mientras tanto, en las comunidades rurales el mensaje fue claro: los costos de producción suben, los precios del maíz, sorgo y trigo no alcanzan, y los apoyos tardan en llegar.
La lucha real del campo existe, pero se ve opacada cuando intereses ajenos buscan convertirla en bandera política.
Medios nacionales confirmaron la participación de figuras prianistas en algunos puntos, aunque la mayoría de los manifestantes fueron productores genuinos que aseguran no pertenecer a ningún partido.
El gobierno federal anunció que reforzará los programas de fertilizantes, precios de garantía y apoyos directos, insistiendo en que el diálogo seguirá abierto con los verdaderos trabajadores del campo.
En medio del cansancio y la incertidumbre, una cosa queda clara: el campo mexicano necesita ser escuchado, pero sin que la política partidista use su voz para fines propios.


































