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BIÓSFERA/ Ñooo, que calol¡

Por: Alfonso Díaz Rey* Las ondas de calor que se padecen actualmente en el hemisferio norte del planeta han hecho que el tema del calentamiento global adquiera aún más...

Por: Alfonso Díaz Rey*

Las ondas de calor que se padecen actualmente en el hemisferio norte del planeta han hecho que el tema del calentamiento global adquiera aún más notoriedad en las noticias y en las conversaciones cotidianas de mucha gente. 

El calentamiento global impacta adversamente a todos los componentes del ambiente en que vivimos, natural (físico y biótico), social, económico y cultural, así como a la inmensa mayoría de los factores ambientales que conforman esos componentes. 

El calentamiento global es un fenómeno que puede darse por causas naturales, como erupciones volcánicas, por ejemplo. Sin embargo, en los últimos 200 años las causas que originan una enorme proporción de ese calentamiento no son naturales, son humanas y están vinculadas al modo y sistema de producción predominante: el capitalismo. 

Es, además, acelerado por el persistente empleo de combustibles fósiles en la generación de energía, por la deforestación y la producción industrial agropecuaria, que en conjunto son en gran medida causantes del cambio climático en curso.

Estas ondas de calor son una manifestación de los efectos del incremento de la temperatura global y de la innegable presencia de un cambio climático; otros son: escasez de agua, intensas y prolongadas sequías, extensos incendios forestales, deshielo de los polos y glaciares, aumento del nivel del mar, eventos meteorológicos extremos, severas inundaciones, pobre producción de alimentos, elevación de precios de bienes y servicios, hambrunas, desplazamiento forzado de seres humanos y fauna, pérdida de biodiversidad, emergencias sanitarias, etc.

Aun cuando el origen de las causas del calentamiento global es en una gran proporción humano, no todos los seres humanos contribuyen en la misma medida. Por poner un ejemplo: Estados Unidos, con 4% de la población mundial consume el 25% de la energía producida en el planeta, con su correspondiente emisión de gases de efecto invernadero; lo que indica que las sociedades de consumo de los países que se dicen «desarrollados» son los mayores responsables del calentamiento global y del cambio climático.

De manera general, es el capitalismo, como modo y sistema de producción, el principal responsable de esta crisis ambiental y climática. En su irrefrenable búsqueda de cada vez mayores ganancias y de concentración y centralización de riqueza, arrasa y depreda el medioambiente ─humanos incluidos─ en este ya pequeño espacio vital llamado Tierra, que desde aproximadamente cinco décadas ha empezado a pasar una factura ─pareja para todos─ por los graves desequilibrios producidos por un pequeño, pero económicamente poderoso estrato de la población del planeta.

Desde ese estrato, como una manera de ocultar y diluir su responsabilidad, se insiste en atribuir tales fenómenos a la humanidad entera y hasta integrarlos a la interminable crisis estructural que padece el sistema y llamarle «civilizatoria», encubriendo de esta forma su responsabilidad por las manifestaciones de la crisis estructural en aspectos económico, político, social, cultural y ambiental. 

 

Si lo anterior fuera poco, son los países menos desarrollados y más pobres los que padecen los mayores impactos y efectos de la crisis estructural y la climática. Sin embargo, resulta paradójico que, históricamente, los intentos del sistema ─guerras incluidas─ por resolver sus problemas y la crisis culminen en beneficios para el gran capital y quienes lo poseen, mientras los pueblos asumen los costos de esos intentos y pagan las consecuencias, siempre en detrimento de su calidad de vida. 

Ejemplo de lo anterior, y en el contexto de la crisis climática, es la implementación de propuestas como la economía verdelos bonos de carbono y la de emisión cero, por citar algunas, que lejos de resolver los problemas buscan asegurar las ganancias de poderosos monopolios que las patrocinan e impulsan internacionalmente, incluso en reuniones convocadas por la Organización de las Naciones Unidas.

Los que sí tienen una deuda con la humanidad son quienes utilizando irracionalmente y depredando los bienes naturales del planeta se han dedicado al lucro a costa del deterioro de este pequeño y único espacio vital en que nos encontramos.

 

Por ello, además de quejarnos por las altas temperaturas que estamos padeciendo, debiéramos buscar formas de organización y propuestas viables que puedan conducirnos a la construcción colectiva de un mundo cada vez mejor y menos injusto para todos.

Salamanca, Gto. 21 de julio del 2023.

* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Foto de portada: Caricaturista CorelladDibujo

 

 

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