Con información: El Financiero
En el primer trimestre de 2017 el desempleo entre los profesionistas de mayor instrucción en México alcanzó un nivel histórico.
En los primeros meses del año 47.6 por ciento de los desempleados en México contaron con formación académica a nivel medio superior y superior, la proporción más alta desde el inicio de la serie en 2005.
Según información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, en el primer trimestre del año 1.8 millones de personas se encontraron desocupados, de éstos, 867 mil personas cuentan con un nivel mínimo de preparatoria.
“Lo que refleja es que la precarización del mercado laboral, que se ve en forma de menores salarios, tiene una estrecha relación con la precarización de la economía. Es decir, una economía que no crece más allá de 2.5 por ciento, no tiene capacidad de generar gran valor agregado y en ese sentido, gente con mayor estudio no encuentra oportunidades para ocuparse”, sostuvo José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.
El especialista detalló que la situación de la economía provoca un círculo vicioso de bajo crecimiento y precarización laboral, lo que acaba implicando el sacrificio de la gente con mayores estudios.
AGRAVADA POR GÉNERO
Las condiciones se tornan más adversas de acuerdo al género y la región. Por ejemplo, mientras la tasa de desocupación de los hombres con estudios a nivel medio superior y superior descendió marginalmente al inicio del año, el mismo indicador para las mujeres evidenció un incremento en el desempleo.
Al cierre del primer cuarto, 53.8 por ciento de las mujeres desocupadas fueron las de mayor preparación, cifra que revela la mayor tasa de desempleo en este segmento en poco más de 12 años.
Además, en 12 entidades más de la mitad de los desempleados tienen preparación académica en niveles medio superior y superior, siendo los peores casos los de Campeche con 64.8 por ciento, Guerrero con 59.3 por ciento y la Ciudad de México con 57.6 por ciento.
“Evidentemente esto limita la capacidad de elevar la productividad de la economía y de elevar su competitividad”, alertó De la Cruz, al tiempo que manifestó que por el lado social, la educación superior y media superior está perdiendo su capacidad para ayudar a que las personas mejoren su calidad de vida.
Advirtió que todavía no hay elementos para pensar que con mejoras en la parte educativa, se logre algún cambio estructural.