Es tarde, acabas de cenar. Antes de lavarte la boca te recuestas en la cama. Pones esa serie de zombies que te recomendaron, unos capítulos después piensas: “los dientes pueden esperar”. Apagas la luz, te duermes y a la mañana siguiente, al despertar, percibes un muy mal olor en tu aliento. ¿Te suena familiar?

El mal aliento, o halitosis, es un padecimiento común entre la población, muy presente en la historia de la humanidad, con referencias a esta afección que datan del 1550 a. C. También es mencionado por muchas de las culturas antiguas, como la griega, la romana, la hindú, islámica y judía.

El mal aliento tiene múltiples causas. Puede ser ocasionado por una mala higiene bucal, por consumir alimentos y bebidas odoríferos como ajo, cebolla, café y bebidas alcohólicas; o ser un signo de caries y otras enfermedades de la boca y los dientes, de la garganta, la faringe o la nariz; así como afecciones estomacales, intestinales e incluso cánceres.

La halitosis puede tener consecuencias para la autoestima de las personas, producir inseguridad, miedo a enfrentarse al público, pensamientos obsesivos y aislamiento.

Especialistas estiman que, en algún momento de su vida, alrededor del 80% de los mexicanos han tenido algún episodio de mal aliento.

En tanto, lo más importante es considerar que el mal aliento puede representar un síntoma de alguna enfermedad grave, por ello a continuar se mencionan.

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4 enfermedades asociadas al mal aliento

Las enfermedades sistémicas gravesasociadas con la halitosis son aquellas que en su fase de descompensación se asocian a trastornos metabólicos que causan el mal aliento, como son:

  • Diabetes Mellitus. Una diabetes mal controlada puede dar lugar a un olor similar al de frutas podridas causado por el cúmulo de cetonas en la sangre que se van liberando con la respiración. Esta cetoacidosis, es decir cuando el cuerpo utiliza las grasas en lugar del azúcar, es importante controlarla incluso en aquellas personas que no hayan sido diagnosticadas por la enfermedad, ya que podrían sufrirla. Por otro lado, la halitosis a veces es causada por la acumulación de bacterias en la boca, unas bacterias que se alimentan de glucosa. Si los niveles de azúcar son altos éstas crecen y liberan malos olores.
  • Insuficiencia renal crónica. La salud bucodental está relacionada con esta enfermedad, de hecho, el 90 por ciento de los pacientes con insuficiencia renal crónica tienen síntomas bucales como la halitosis. El mal aliento en estos pacientes se produce porque cuando están descontrolados o no diagnosticados, presentan altos niveles de urea causantes de problemas en las glándulas salivales que, a su vez, provocan la halitosis. El olor en este caso se describe como similar al del amoníaco, orina o pescado.
  • Enfermedades hepáticas. El mal aliento también puede ser un síntoma de algunos trastornos del hígado como insuficiencia hepática o cirrosis. Esto ocurre cuando los gases (ácidos alifáticos y compuestos de sulfuro) que están en este órgano son absorbidos pero no metabolizados y van junto con la sangre hasta los pulmones donde son volatilizados causando un olor desagradable similar al de las heces.
  • Enfermedades congénitas del metabolismo. Entre ellas destaca la trimetilaminuria o síndrome del olor a pescado que es una patología que se caracteriza por la incapacidad del hígado de convertir y oxidar la trimetilamina para deshacerse de ella. Su concentración produce mal aliento similar al de la insuficiencia hepática que se parece al del pescado en mal estado.

 

Combatir el mal aliento puede resultar relativamente sencillo, lo importante puede ser indagar en su origen para poder diagnosticar o descartar otras enfermedades graves o crónicas que requieren un tratamiento para su correcto manejo.

a sangre que se van liberando con la respiración. Esta cetoacidosis, es decir cuando el cuerpo utiliza las grasas en lugar del azúcar, es importante controlarla incluso en aquellas personas que no hayan sido diagnosticadas por la enfermedad, ya que podrían sufrirla. Por otro lado, la halitosis a veces es causada por la acumulación de bacterias en la boca, unas bacterias que se alimentan de glucosa. Si los niveles de azúcar son altos éstas crecen y liberan malos olores.

  • Insuficiencia renal crónica. La salud bucodental está relacionada con esta enfermedad, de hecho, el 90 por ciento de los pacientes con insuficiencia renal crónica tienen síntomas bucales como la halitosis. El mal aliento en estos pacientes se produce porque cuando están descontrolados o no diagnosticados, presentan altos niveles de urea causantes de problemas en las glándulas salivales que, a su vez, provocan la halitosis. El olor en este caso se describe como similar al del amoníaco, orina o pescado.
  • Enfermedades hepáticas. El mal aliento también puede ser un síntoma de algunos trastornos del hígado como insuficiencia hepática o cirrosis. Esto ocurre cuando los gases (ácidos alifáticos y compuestos de sulfuro) que están en este órgano son absorbidos pero no metabolizados y van junto con la sangre hasta los pulmones donde son volatilizados causando un olor desagradable similar al de las heces.
  • Enfermedades congénitas del metabolismo. Entre ellas destaca la trimetilaminuria o síndrome del olor a pescado que es una patología que se caracteriza por la incapacidad del hígado de convertir y oxidar la trimetilamina para deshacerse de ella. Su concentración produce mal aliento similar al de la insuficiencia hepática que se parece al del pescado en mal estado.

 

Combatir el mal aliento puede resultar relativamente sencillo, lo importante puede ser indagar en su origen para poder diagnosticar o descartar otras enfermedades graves o crónicas que requieren un tratamiento para su correcto manejo.