HAY QUE TENER CUIDADO CON ALGUNOS MÉDICOS. En una ocasión fui a ver a uno, pues traía yo una molestia en la zona genital. Esto para mi no era nuevo, pues en época de calor, generalmente sufría yo con ciertos hongos y ya hasta me consideraba un experto; prácticamente fui con el galeno para indicarle lo que me tenía que recetar. Sin embargo, éste me examinó y puso tal cara que me asustó y me dijo que necesitaba yo hacerme una circuncisión. “Panchito” opinó que debíamos tomar las cosas muy en serio y tener una segunda opinión, así que fui con un urólogo y le pregunté que sí era necesario que me circuncidara. “Solamente que sea usted judío” – me dijo- “o para la mayor facilidad en cuanto a la higiene.” Panchito opinó que no era necesario y me recetaron una pomada, pero la infección no cedía…hasta me mandaron hacer análisis.
Finalmente, mi mujer, al ver mi sufrimiento, me confesó que en su anterior matrimonio, a su pareja le sucedía algo igual y que se le quitaba con una crema comercial para damas, que no me había querido decir para que no me fuera a poner celoso. Me tragué mi berrinche, fui a comprar el producto que ella me indicó…¡y santo remedio!
Así pues, la historia terminó felizmente, aunque después de haberme gastado una lana en médicos, pasado por un tremendo susto y haber aumentado mis conocimientos en hongología.