Quien haya escrito la canción Es el momento más feliz del año jamás soportó una noche de Janucá oyendo a un primo hablar sobre política, ni pasó en soledad una Navidad mientras en el apartamento de los vecinos todo era risa.
Por fortuna, los estudios psicológicos han revelado algunas maneras eficaces de superar la depresión decembrina, y de evitar otras que son particularmente inútiles.
La conclusión es que la tristeza y otras penas no son sentimientos que debamos intentar evitar. Al contrario, si los asimilamos bien, pueden ayudarnos a llevar una vida sana y feliz.
A continuación, cuatro estrategias que puedes aplicar para procurarte felicidad en las fiestas decembrinas (y durante el resto del año).
No te obligues a sonreír
En las reuniones con parientes que en el fondo no soportas o que te hacen cumplidos forzados, quizá trates de mostrarte alegre aunque por dentro estés furioso.
Tal vez pienses que esa reacción es la más madura —sin drama ni conflicto—, pero un estudio llevado a cabo en Estados Unidos en 2011 quizá te haga pensarlo dos veces.
Los investigadores acompañaron a docenas de conductores de autobús durante dos semanas para tratar de ver cuándo lanzaban a los pasajeros sonrisas falsas o genuinas. Según sus observaciones, los días en que los conductores (en particular las mujeres) fingían estar de buen humor, su estado de ánimo empeoraba.
Y otro estudio realizado por la Universidad de California en Berkeley (UCB) indica que la gente que anhela ser feliz no disfruta mucho sus experiencias positivas, al parecer porque sus expectativas son muy altas. En otras palabras, tratar de aparentar alegría es contraproducente.
No reprimas la tristeza
James Gross, investigador de la Universidad Stanford, y Oliver John, de la UCB, nos explican los resultados del estudio de los conductores: cuando tratamos de reprimir las emociones negativas, como la tristeza o la ira, sólo logramos intensificarlas. Esto se debe a que nos molesta cuando nuestro semblante contradice nuestro sentir. No nos gusta ser falsos.
Es más, cuando suprimimos emociones como la tristeza, les negamos la importante función que cumplen. La aflicción revela que algo nos inquieta o perturba; si no la reconocemos, quizá no hagamos nada para mejorar nuestra situación.
Expresar nuestra tristeza puede suscitar empatía entre las personas a quienes les importamos, lo que estrecha nuestros lazos con ellas; en cambio, reprimir nuestras emociones puede afectar esos vínculos.
Un estudio realizado por la Universidad de Oregon mostró que los estudiantes universitarios que contenían sus sentimientos tenían menos apoyo de sus condiscípulos, sentían menos apego a otros y estaban menos satisfechos con su vida social.
Reacciona de manera consciente
No te estamos recomendando que te hundas en la melancolía ni que insultes a tus suegros. Algunas formas de procesar y expresar las emociones son más saludables que otras. Hoy día los científicos están investigando los beneficios de reaccionar de manera consciente
a los detonadores de emociones; por ejemplo, cocer demasiado el pavo de Navidad. En vez de reprocharte por esta acción, simplemente tomas conciencia de tus sentimientos sin juzgar sin son correctos o equivocados.
Los estudios indican que una reacción consciente ante un suceso negativo reduce el grado de tristeza que experimentamos, aminora la depresión y la ansiedad e incluso puede brindarnos beneficios fisiológicos, entre ellos disminuir nuestro ritmo cardiaco. Es una forma de evitar reprimir las emociones sin reaccionar precipitadamente ni consumirse en lamentos o resentimientos. Las investigaciones muestran que, por fortuna, la conciencia emocional es una habilidad que se puede desarrollar con el paso del tiempo.
Disfruta tu mezcla de emociones
Inevitablemente, las fiestas te acarrearán una serie de altibajos. La lección más importante que debes tener en cuenta es que esta variedad de emociones podría ser lo mejor para tu bienestar general.
A esta conclusión llegó un estudio publicado en 2014 por un grupo de investigadores de la Universidad Yale, la Universidad Harvard y otras instituciones de cuatro países. En una encuesta de más de 37,000 personas, descubrieron que tener más “emodiversidad” —una gama amplia y abundante de emociones— estaba asociado notablemente con niveles más bajos de depresión.
De hecho, las personas más “emodiversas” toman menos medicamentos, visitan doctores con menos frecuencia, pasan menos días en hospitales, tienen mejores hábitos de alimentación y ejercicio, y fuman menos.
En otras palabras, la tristeza, el enojo y otras emociones difíciles son similares a muchas otras cosas esenciales de los festejos decembrinos, desde el ponche hasta las fiestas de oficina: con moderación, no hay nada que temer.
Sólo asegúrate de equilibrarlas con experiencias más agradables. Y no olvides tomarte un tiempo para reposar.
¿Es difícil para ti convivir con la tristeza? ¿Conoces a alguien que se deprima en las fiestas de diciembre?