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B i ó s f e r a ( Kuxtal / Yolistli )

Por Alberto De la Torre Gleason

Temblores, inundaciones, accidentes y otros

 

Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que casi nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre.

Carl Sagan.

 

Desde tiempos antiguos se tienen registros que el planeta Tierra es un lugar en movimiento y evolución, se tienen registros de grandes cataclismos naturales como temblores, erupción de volcanes, inundaciones, sequías, etc. que han derivado desde la migración de especies hasta su misma extinción.

Con los avances del conocimiento y tecnología de nuestra era moderna, entendemos un poco más todos estos fenómenos naturales y también hemos agregado nuevos riesgos por el uso de estas nuevas tecnologías y por el desarrollo industrial.

Estas semanas escuchamos en las noticias las tragedias de huracanes, terremotos y explosiones de ductos de combustibles, esto sin contar las tragedias sociales como la narcodelincuencia y violencia inaudita que padece México y el mundo.

Podríamos decir, erróneamente, que la vida es así y siempre han ocurrido calamidades, pero sería una expresión poco fundada y ligera, pues a saber, actualmente los huracanes, bajo estricto conocimiento científico, son más fuertes y se presentan con mayor frecuencia debido al

cambio climático, fenómeno mundial que pone en entredicho nuestra permanencia en el planeta y que además ha sido creado por un consumismo exacerbado impuesto por el sistema económico capitalista neoliberal que impera al día de hoy en el planeta.

De los terremotos, aunque hemos aprendido sobre ellos y se han mejorado las técnicas de detección de sismos, construcción de infraestructura y la atención a este tipo de desastres, la experiencia del pasado 19 de septiembre del 2017, dejará nuevas enseñanzas y críticas a errores recurrentes que aún no superamos; por ejemplo, el respeto a los usos de suelo y normas de construcción, situaciones que lamentablemente están muy manoseadas por la corrupción a lo largo de todo el territorio nacional, por ejemplo, la fábrica textil en CDMX que colapsó en esta semana y que su derrumbe se extendió hasta el patio de la escuela contigua, ¿Cómo es posible que aun existan escuelas o centros de reunión de gentes a lado de una fábrica? Sin duda alguna es una violación a los reglamentos existentes.

Desde los eventos catastróficos de las explosiones de Guadalajara, San Juanico, terremoto de 1985, huracán Gilberto, etc. han surgido nuevas secretarías como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), instituciones de protección civil como el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), también el marco normativo ha crecido, sin embargo, la realidad nos está rebasando y la impunidad y corrupción de esas instituciones públicas y privadas (nacionales y trasnacionales) estorban para garantizar la seguridad de los civiles, es decir, tenemos instituciones, presupuestos y normativa pero en términos generales nuestro medio ambiente está más deteriorado.

Hoy en día el riesgo de muerte de un mexicano ha crecido, ya sea por accidentes carreteros e industriales, delincuencia, ambientes sociales degradados (drogas, alcoholismo, suicidios, etc.) y eventos naturales, ¿Por qué con mayor conocimiento y avances tecnológicos

somos más vulnerables ahora? Una de las razones principales, creo yo, es que hemos hecho a un lado los principios esenciales de respeto y amor por la vida, anteponiendo los intereses personales, egoístas, hedonistas y mezquinos, en donde hemos aceptado sistemas económicos, políticos y sociales con preferencia a la ganancia económica de unos pocos por encima del bienestar de una mayoría que genera esa riqueza pero que es privada de sus beneficios.

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